
No puedo entender como es posible que quienes en la Argentina (y en el extranjero, en algunos casos) se horrorizaron, con razón, ante los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA en Buenos Aires, y siguen manifestando su condena y exigiendo justicia, ahora se les haya endurecido el corazón de tal manera que permanezcan indiferentes ante las atrocidades, muchísimo más graves, que el Estado de Israel está perpetrando en la Franja de Gaza.
El sepulcral silencio de esa gente, y de los medios y las instituciones que antes hablaban, acusaban y denunciaban a los gritos lo ocurrido en la Argentina resuena con fuerza atronadora, revelando una duplicidad moral imperdonable y, espero, inolvidable. No deberá haber olvido ni perdón para quienes actúan de este modo, autoproclamados fiscales de la república, siempre dispuestos a denunciar los "atropellos" a los derechos humanos y las libertades en Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Venezuela pero llamados a un escandaloso silencio ante la barbarie desatada por Israel en Gaza que, según el Estatuto de Roma, configura un imprescriptible crimen de guerra: "genocidio."
El sepulcral silencio de esa gente, y de los medios y las instituciones que antes hablaban, acusaban y denunciaban a los gritos lo ocurrido en la Argentina resuena con fuerza atronadora, revelando una duplicidad moral imperdonable y, espero, inolvidable. No deberá haber olvido ni perdón para quienes actúan de este modo, autoproclamados fiscales de la república, siempre dispuestos a denunciar los "atropellos" a los derechos humanos y las libertades en Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Venezuela pero llamados a un escandaloso silencio ante la barbarie desatada por Israel en Gaza que, según el Estatuto de Roma, configura un imprescriptible crimen de guerra: "genocidio."
29.7.2014
Hola todxs: pego a continuación una nota publicada por Página/12 el día de hoy, que actualiza un artículo escrito días pasados y que fuera publicado por varios medios digitales, pero no en este periódico.
Espero les sirva como insumo para facilitar una mejor comprensión de la tragedia en curso en estas horas.
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Hola todxs: pego a continuación una nota publicada por Página/12 el día de hoy, que actualiza un artículo escrito días pasados y que fuera publicado por varios medios digitales, pero no en este periódico.
Espero les sirva como insumo para facilitar una mejor comprensión de la tragedia en curso en estas horas.
![]() |
Un barrio de Gaza, antes del bombardeo |
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El mismo distrito, después del bombardeo |
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Martes,
29 de julio de 2014 | 17:44
29.7.2014
¿Qué está sucediendo en Gaza? El gobierno de Israel, un
estado que somete a un injusto, cruel e inhumano bloqueo a un diminuto
territorio palestino a orillas del Mediterráneo, decidió aplicar un escarmiento
ejemplar por el asesinato de tres jóvenes colonos judíos presuntamente
perpetrado por Hamas. Sin pruebas mínimamente convincentes y en medio de una
sospechosa operación policial, Jerusalén acusó a esa organización de lo
ocurrido con el propósito –como lo reconociera días atrás un apologista de
Israel dentro de EE.UU., Zbigniew Brzezinski– de “agitar a la opinión pública
en Israel para que justifique su ataque a Gaza”. Y eso fue lo que ocurrió:
niños, ancianos, mujeres y hombres caen bajo el fuego de su metralla. Para
Netanyahu y su gavilla en Gaza todos son terroristas, más allá de sus
apariencias. Uno de los jerarcas de la dictadura genocida en la Argentina , Ibérico Saint
Jean, dijo que “primero vamos a matar a todos los subversivos, después a sus
colaboradores; después a los indiferentes y por último a los tímidos”. El
gobierno israelí invirtió esa secuencia y comenzó por la población civil, gente
cuyo único crimen era vivir en Gaza, y cometió un delito al aplicar una
penalidad colectiva para un crimen perpetrado por algunos individuos. Después
de este brutal y aleccionador escarmiento invadieron Gaza para aniquilar a los
terroristas y sus colaboradores. Israel sabe que el rudimentario y escaso
armamento de Hamas apenas podía ocasionarle daños de alguna significación. Sus
amenazas de destruir al Estado de Israel son bravuconadas que no se
corresponden ni remotamente con su poder efectivo de fuego. Pero son muy útiles
en la guerra psicológica: sirven para aterrorizar a la población israelí y así
obtener su consentimiento para el genocidio y la ocupación de los territorios
palestinos. Y también para que Estados Unidos y los países europeos aporten
todo tipo de armamentos y amparen políticamente al régimen. Justamente en estos
días Israel solicitó a Washington la entrega de 225 millones de dólares
adicionales para financiar la producción de componentes de su escudo
antimisiles, conocido como “Cúpula de Hierro”. El secretario de Defensa de
EE.UU. remitió un mensaje al Senado y a la Cámara de Representantes urgiendo la rápida
aprobación de la petición israelí. Si fuese aprobada la ayuda de EE.UU. para
estos propósitos ascendería, sólo en 2014, a 500 millones de dólares. La ayuda militar,
de cualquier fuente, que recibe Hamas es cero. La desproporción de fuerzas es
tan flagrante que hablar de una “guerra” es una broma macabra. Lo dijo Marco
Aurelio García, asesor especial de la presidenta Dilma Rousseff: “Lo que
estamos viendo en Medio Oriente, por el amor de Dios, es un genocidio, es una
masacre”.
Y es así porque Gaza no tiene ejército, no se le ha
permitido que lo tenga. Israel tiene uno de los mejores del mundo, pertrechado
con la más sofisticada tecnología bélica que le proporcionan Washington y las
viejas potencias coloniales europeas. Gaza tampoco tiene una aviación para
vigilar su espacio aéreo o una flota que custodie su mar y sus playas. Los
drones y helicópteros israelíes sobrevuelan Gaza sin temor y disparan sus
misiles sin preocuparse por el fuego enemigo, porque no hay fuego enemigo. Las
nuevas tecnologías bélicas le han permitido “perfeccionar” lo que hizo Hitler
en Guernica. En su furia asesina han bombardeado casas, escuelas, hospitales,
recintos de la ONU. Sus
poderosos aliados (cómplices de sus crímenes) convalidan cualquier atrocidad.
Ya lo hicieron antes, y no sólo con Israel, y lo harán cuantas veces sea
necesario. Su mala conciencia juega a favor de este plan genocida: callaron
desvergonzadamente durante la
Shoá perpetrada por Hitler ante la vista y paciencia de todo
el mundo, desde el papa Pío XII hasta Franklin D. Roosevelt y Winston
Churchill. Callarán también ante el genocidio que metódica y periódicamente se
está consumando en Gaza, porque matar palestinos a mansalva es eso: un
genocidio. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional estableció en 1998 que
“se entenderá por ‘genocidio’ cualquiera de los actos mencionados a
continuación, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a
un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal: a) matanza de miembros
del grupo; b) lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del
grupo; c) sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que
hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial”. El gobierno israelí
incurre en los tres componentes de la definición. El problema para el Estado de
Israel, al menos en su actual conformación, es que rara vez el genocidio ha
sido un camino hacia la victoria. Hitler asesinó a seis millones de judíos en
los hornos crematorios y terminó aplastado por sus enemigos. ¿Por qué pensar
que este genocidio tendrá un resultado diferente? Es tal vez por eso que en la
entrevista ya mencionada Brzezinski afirmó que con sus políticas Netanyahu
“está aislando a Israel y poniendo en peligro su futuro en el largo plazo”.
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Destrucción de la mezquita de Al-Tawfeek |
Afortunadamente, dentro de Israel hay sectores que reprueban
con durísimos términos la conducta seguida en Gaza: un grupo denominado “Judíos
contra el genocidio”, el Partido Comunista de Israel junto con el Frente
Democrático por la Paz
y la (Hadash) han condenado los crímenes perpetrados en Gaza y plantean,
además, la legitimidad de la resistencia de cualquier territorio ocupado. Pero
hay otros que predican la aniquilación de los palestinos, como Ayelet Shaked,
la diputada que instó a las fuerzas de ocupación a matar a las madres
palestinas porque engendran serpientes terroristas. Y desde el gobierno israelí
se trabaja para fomentar la deshumanización del “otro” árabe. Los grandes
medios de comunicación y las escuelas enseñan a los niños israelíes a odiar a
sus indeseables vecinos, degradados a la condición de una raza despreciable.
Para involucrarlos en el esfuerzo bélico se los invita a que escriban mensajes
de muerte en los misiles que lanzan sus fuerzas armadas. Otros niños serán los
que caerán muertos por esos proyectiles amorosamente dedicados por sus
contrapartes israelíes.
Este comportamiento es un escupitajo a la gran tradición
humanista del pueblo judío, que arranca con los profetas bíblicos, sigue con
Moisés, Abraham, Jesucristo y pasa por Avicena, Maimónides, Baruch Spinoza,
Sigmund Freud, Albert Einstein, Martin Buber hasta llegar a Erich Fromm, Claude
Lévi-Strauss, Hannah Arendt y Noam Chomsky. O con extraordinarios judíos que
enriquecieron el acervo cultural de la Argentina como León Rozitchner, Juan Gelman,
Alberto Szpunberg y Daniel Barenboim, entre tantos otros que sería muy largo
nombrar aquí. La traición a los grandes ideales que el judaísmo aportó a la
humanidad no será gratuita. Con su criminal cobardía, con sus delitos de lesa
humanidad, con sus prácticas propias del “terrorismo de Estado”, con la
violación de la legalidad internacional (desacatando la resolución Nº 242, de
noviembre de 1967, del Consejo de Seguridad de la ONU , que por unanimidad exige
que Israel se retire de los territorios ocupados durante la Guerra de los Seis Días de
1967), las autoridades israelíes están infligiendo un durísimo golpe a la
sustentabilidad a largo plazo del estado de Israel. Su aislamiento en la Asamblea General
de la ONU es
patético, ejemplificado por su sistemático y solitario acompañamiento a los
Estados Unidos en las votaciones sobre el bloqueo impuesto a Cuba. Incluso sus
más incondicionales amigos, como Mario Vargas Llosa, no ahorran críticas:
después de visitar Gaza en 2005 dijo en el diario español El País: “Nadie me lo
ha contado, no soy víctima de ningún prejuicio contra Israel, un país que
siempre defendí ... lo he visto con mis propios ojos. Y me he sentido asqueado
y sublevado por la miseria atroz, indescriptible, en que languidecen, sin
trabajo, sin futuro, sin espacio vital, en las cuevas estrechas e inmundas de
los campos de refugiados o en esas ciudades atestadas y cubiertas por las
basuras, donde se pasean las ratas a la vista y paciencia de los transeúntes,
esas familias palestinas condenadas sólo a vegetar, a esperar que la muerte
venga a poner fin a esa existencia sin esperanza, de absoluta inhumanidad, que
es la suya. Son esos pobres infelices, niños y viejos y jóvenes, privados ya de
todo lo que hace humana la vida, condenados a una agonía tan injusta y tan
larval como la de los judíos en los guetos de la Europa nazi, los que ahora
están siendo masacrados por los cazas y los tanques de Israel, sin que ello sirva
para acercar un milímetro la ansiada paz”.
Parece poco probable que la infernal maquinaria bélica
israelí pueda hacer un alto y reflexionar sobre el significado de esta traición
a los ideales del humanismo judío. Un enfermizo racismo se ha apoderado de los
círculos dominantes en la sociedad israelí que le inhibe reaccionar ante las
monstruosidades perpetradas en contra de los palestinos en Gaza o ante la
construcción de un ignominioso muro en Cisjordania, o ante la perpetuación y
profundización de las políticas de usurpación y despojo colonial. Los horrores
padecidos bajo el nazismo parecerían ser suficientes para justificar lo que es
a todas luces injustificable e imperdonable. ¿Será así? Pero, en caso
afirmativo, la cuestión es: ¿por cuánto tiempo? Pregunta pertinente si se
recuerda el dictum de John Quincy Adams, sexto presidente de EE.UU. cuando dijo
que “Estados Unidos no tiene amistades permanentes, sino intereses
permanentes”, una frase repetida hasta el cansancio por otro criminal de
guerra, Henry Kissinger. Sería bueno que las autoridades israelíes, que dan por
descontado un apoyo indefinido de Washington a sus políticas, meditaran sobre
este asunto.
“Si yo me callo, gritarían las
piedras de los pueblos de América Latina que están dispuestos a ser libres de
todo colonialismo después de 500 años de coloniaje.” (Hugo Chávez, entrevista radiofónica, 10 de noviembre de 2007)
En el día de hoy, 28 de Julio, Chávez
habría cumplido 60 años. Prematuramente hemos sido privados de uno de los
"imprescindibles" en la dura y larga batalla por la Segunda y Definitiva
Independencia de Nuestra América. Más allá de la discusión que subsiste al
interior del campo antiimperialista –no siempre lo suficientemente sabio como
para distinguir con claridad amigos de enemigos- lo cierto es que Chávez marca
un antes y un después en la historia de América Latina y el Caribe. Si Fidel
fue el gran estratega de tantas batallas libradas contra el imperialismo y el
colonialismo, en Nuestra América como en África y Asia, Chávez fue su eximio
mariscal de campo a la hora de encarar, en Mar del Plata, en Noviembre del
2005, la batalla decisiva que hundiría el más ambicioso y largamente acariciado
proyecto del imperialismo norteamericano en el hemisferio para todo el siglo
XXI: el ALCA.
Nutrido por las
enseñanzas de Simón Bolívar y por su amigo y maestro cubano (Fidel fue para
Chávez lo que Simón Rodríguez fuera para Bolívar); por su inagotable voracidad
intelectual que lo hacía estudiar y leer día y noche; y por las lecciones
extraídas de sus luchas contra la oligarquía y el imperialismo, el bolivariano
fue completando su formación política hasta convertirse, también él, en el gran
estratega de la resistencia y la ofensiva antiimperialista en Nuestra América. La UNASUR y la CELAC tienen el sello
indeleble de Chávez, como también lo tienen el ALBA, el Banco del Sur,
Petrocaribe, TeleSUR –amén de los por ahora frustrados Petrosur y el Gasoducto
del Sur- y tantas otras iniciativas continentales surgidas de su patriótico
latinoamericanismo. Al principio aquellas fueron descalificadas por muchos políticos e
intelectuales de la región como producto de una incontenible megalomanía de
Chávez, o de su exaltada “imaginación tropical”. Pero a poco andar, con el
fragor de la lucha de clases y la guerra mediática, económica, política y
cultural desatada por el imperialismo para reconquistar el control de nuestros
países y regresarlos a la condición semicolonial existente en vísperas de la Revolución Cubana
aquellos proyectos se revelaron como las
únicas alternativas realistas ante las pretensiones de dominio de Washington.
Chávez logró con su prédica y con sus acciones que se hiciera carne en este
continente la idea de que la unidad de los países latinoamericanos y caribeños
era condición ineludible, inexorable, de su supervivencia como entidades
independientes. Que de persistir en la desunión astutamente azuzada por el imperialismo nuestro destino no sería otro
que el de ser devorados por él, perdiendo no sólo nuestras
riquezas sino nuestra independencia, nuestros valores, nuestra lengua, nuestra cultura.
Todo, incluyendo nuestra dignidad.
A esta
clarividencia político-estratégica Chávez sumaba una fuerza de voluntad
excepcional, una sobrehumana capacidad de trabajo y un carisma y simpatías
personales que lo tornaban un interlocutor irresistible y un protagonista
político de primer orden. Tenía todo lo necesario para llevar exitosamente a la
práctica un proyecto de unidad latinoamericana y caribeña, y por eso nuestros
enemigos: el imperialismo y sus aliados, percibieron con claro instinto de
clase el peligro que entrañaba su protagonismo continental. Por si lo anterior
fuera poco fue Chávez quien, en medio de la noche neoliberal, reinstaló en el
debate público latinoamericano -y en gran medida internacional- la actualidad
del socialismo. Más que eso, la necesidad del socialismo como única alternativa
real, no ilusoria, ante la inexorable descomposición del capitalismo,
denunciando las falacias de las políticas que procuran solucionar su crisis
integral y sistémica preservando los parámetros fundamentales de un orden
económico-social históricamente desahuciado.
Por eso
pusieron en marcha un plan para acabar con Chávez, como antes lo hicieron con
el Che, con Jaime Roldós, con Omar Torrijos, con Juan José Torres, con los
generales democráticos chilenos Carlos Prats y René Schneider, con Patrice
Lumumba en el Congo y con tantísimos otros líderes políticos que tuvieron la
osadía de desafiar los designios del imperialismo. Más pronto que tarde
sabremos la verdad de las causas de su muerte. Ya aparecerán nuevas
revelaciones de los documentos secretos del gobierno de Estados Unidos en donde
los detalles de tan perversa operación salgan a la luz del sol. Pero si
acabaron con su vida no pudieron hacerlo con su ejemplo y su legado, que se
fortalecen día a día. Ocurrirá con él lo que con el Che: su muerte, lejos de
borrarlo de la escena política agigantará su presencia y su gravitación en las
luchas de nuestros pueblos. Por una de esas paradojas que la historia reserva
sólo para los grandes, su muerte lo ha convertido en un personaje inmortal.
28.7.2014
ACLARACIÓN: Sólo en el día de hoy pude acceder al original del artículo de Eric Hobsbawm que forma parte de un dossier especial publicado por la London Review of Books en Enero del 2009. Se trata de un material muy interesante que reúne las opiniones de muy destacados intelectuales sobre el ataque israelí a Gaza que tuvo lugar en Diciembre del 2008. El texto que me habían enviado algunos amigos no era una copia fiel de ese original, y había un párrafo que por faltarles algunas palabras -algo no inusual cuando se envían algunos textos por correo electrónico, sobre todo si no se lo hace con el formato pdf - dieron lugar a que un pasaje del texto de unos cuatro o cinco renglones fuera muy poco inteligible. Eso ha sido corregido y, además, estoy pegando a continuación el texto original. He resaltado en amarillo esa parte del escrito de Hobsbawm para despejar todas las dudas al respecto y lo mismo hice en la traducción al castellano que sigue a continuación. Agradezco a los amigos que me llamaron la atención sobre ese pasaje, lo que confirma una vez más que la batalla de ideas es un proyecto eminentemente colectivo.
(Los interesados en leer todos los artículos del dossier pueden hacerlo en el siguiente enlace:
http://www.lrb.co.uk/v31/n02/gaza-writers/responses-to-the-war-in-gaza )
LONDON REVIEW OF BOOKS
Eric Hobsbawm
For three weeks barbarism has been on show before a universal public, which
has watched, judged and with few exceptions rejected Israel’s use of armed
terror against the one and a half million inhabitants blockaded since 2006 in the Gaza Strip.
Never have the official justifications for invasion been more patently refuted
by the combination of camera and arithmetic; or the newspeak of ‘military
targets’ by the images of bloodstained children and burning schools. Thirteen dead
on one side, 1360 on the other: it isn’t hard to work out which side is the
victim. There is not much more to be said about Israel’s appalling operation in
Gaza.
Except for those of us who are Jews. In a long and insecure history as a people in diaspora, our natural reaction to public events has inevitably included the question: ‘Is it good or bad for the Jews?’ In this instance the answer is unequivocally: ‘Bad for the Jews’.
It is patently bad for the five and a half million Jews who live in Israel and the occupied territories of 1967, whose security is jeopardised by the military actions that Israeli governments take in Gaza and in Lebanon; actions which demonstrate their inability to achieve their declared aims and which perpetuate and intensify Israel’s isolation in a hostile Middle East. Since genocide or the mass expulsion of Palestinians from what remains of their native land is no more on the practical agenda than the destruction of the state of Israel, only negotiated coexistence on equal terms between the two groups can provide a stable future. Each new military adventure, like the ones in Gaza and Lebanon, will make such a solution more difficult and will strengthen the hand of the Israeli right wing and the West Bank settlers who do not want it in the first place.
Like the war in Lebanon in 2006, Gaza has darkened the outlook for the future of Israel. It has also darkened the outlook for the nine million Jews who live in the diaspora. Let me not beat about the bush: criticism of Israel does not imply anti-semitism, but the actions of the government of Israel occasion shame among Jews and, more than anything else, they give rise to anti-semitism today. Since 1945 the Jews, inside and outside Israel, have enormously benefited from the bad conscience of a Western world that had refused Jewish immigration in the 1930s before committing or failing to resist genocide. How much of that bad conscience, which virtually eliminated anti-semitism in the West for sixty years and produced a golden era for its diaspora, is left today?
Israel in action in Gaza is not the victim people of history, nor even the ‘brave little Israel’ of 1948-67 mythology, a David defeating all its surrounding Goliaths. Israel is losing goodwill as rapidly as the US did under George W. Bush, and for similar reasons: nationalist blindness and the megalomania of military power. What is good for Israel and what is good for the Jews as a people are evidently linked, but, until there is a just answer to the Palestinian question, they are not and cannot be identical. And it is essential for Jews to say so.
27.7.2014
¡Hola! Comparto una breve pero incisiva reflexión del gran historiador marxista y judío Eric Hobsbawm a propósito de los anteriores ataques de Israel a Gaza y al Líbano. Sus palabras conservan una notable actualidad frente al genocidio actualmente en curso, otra vez, en Gaza. A continuación la versión en español (publicada por El Ciudadano, de Chile (http://www.elciudadano.cl/2014/07/25/109731/a-proposito-de-gaza-por-eric-hobsbawm/) pero a la cual le he hecho algunas correcciones que me parecían necesarias. Espero que quede bien claro lo que dice Hobsbawm: que la crítica al estado de Israel no significa antisemitismo, latiguillo con el cual la derecha racista de Israel pretende descalificar las críticas que se les formula a sus criminales políticas.
ACLARACIÓN: Sólo en el día de hoy pude acceder al original del artículo de Eric Hobsbawm que forma parte de un dossier especial publicado por la London Review of Books en Enero del 2009. Se trata de un material muy interesante que reúne las opiniones de muy destacados intelectuales sobre el ataque israelí a Gaza que tuvo lugar en Diciembre del 2008. El texto que me habían enviado algunos amigos no era una copia fiel de ese original, y había un párrafo que por faltarles algunas palabras -algo no inusual cuando se envían algunos textos por correo electrónico, sobre todo si no se lo hace con el formato pdf - dieron lugar a que un pasaje del texto de unos cuatro o cinco renglones fuera muy poco inteligible. Eso ha sido corregido y, además, estoy pegando a continuación el texto original. He resaltado en amarillo esa parte del escrito de Hobsbawm para despejar todas las dudas al respecto y lo mismo hice en la traducción al castellano que sigue a continuación. Agradezco a los amigos que me llamaron la atención sobre ese pasaje, lo que confirma una vez más que la batalla de ideas es un proyecto eminentemente colectivo.
(Los interesados en leer todos los artículos del dossier pueden hacerlo en el siguiente enlace:
http://www.lrb.co.uk/v31/n02/gaza-writers/responses-to-the-war-in-gaza )
LONDON REVIEW OF BOOKS
Eric Hobsbawm
For three weeks barbarism has been on show before a universal public, which
has watched, judged and with few exceptions rejected Israel’s use of armed
terror against the one and a half million inhabitants blockaded since Except for those of us who are Jews. In a long and insecure history as a people in diaspora, our natural reaction to public events has inevitably included the question: ‘Is it good or bad for the Jews?’ In this instance the answer is unequivocally: ‘Bad for the Jews’.
It is patently bad for the five and a half million Jews who live in Israel and the occupied territories of 1967, whose security is jeopardised by the military actions that Israeli governments take in Gaza and in Lebanon; actions which demonstrate their inability to achieve their declared aims and which perpetuate and intensify Israel’s isolation in a hostile Middle East. Since genocide or the mass expulsion of Palestinians from what remains of their native land is no more on the practical agenda than the destruction of the state of Israel, only negotiated coexistence on equal terms between the two groups can provide a stable future. Each new military adventure, like the ones in Gaza and Lebanon, will make such a solution more difficult and will strengthen the hand of the Israeli right wing and the West Bank settlers who do not want it in the first place.
Like the war in Lebanon in 2006, Gaza has darkened the outlook for the future of Israel. It has also darkened the outlook for the nine million Jews who live in the diaspora. Let me not beat about the bush: criticism of Israel does not imply anti-semitism, but the actions of the government of Israel occasion shame among Jews and, more than anything else, they give rise to anti-semitism today. Since 1945 the Jews, inside and outside Israel, have enormously benefited from the bad conscience of a Western world that had refused Jewish immigration in the 1930s before committing or failing to resist genocide. How much of that bad conscience, which virtually eliminated anti-semitism in the West for sixty years and produced a golden era for its diaspora, is left today?
Israel in action in Gaza is not the victim people of history, nor even the ‘brave little Israel’ of 1948-67 mythology, a David defeating all its surrounding Goliaths. Israel is losing goodwill as rapidly as the US did under George W. Bush, and for similar reasons: nationalist blindness and the megalomania of military power. What is good for Israel and what is good for the Jews as a people are evidently linked, but, until there is a just answer to the Palestinian question, they are not and cannot be identical. And it is essential for Jews to say so.
Eric Hobsbawm’s
most recent book is Globalisation, Democracy and Terrorism.
27.7.2014
¡Hola! Comparto una breve pero incisiva reflexión del gran historiador marxista y judío Eric Hobsbawm a propósito de los anteriores ataques de Israel a Gaza y al Líbano. Sus palabras conservan una notable actualidad frente al genocidio actualmente en curso, otra vez, en Gaza. A continuación la versión en español (publicada por El Ciudadano, de Chile (http://www.elciudadano.cl/2014/07/25/109731/a-proposito-de-gaza-por-eric-hobsbawm/) pero a la cual le he hecho algunas correcciones que me parecían necesarias. Espero que quede bien claro lo que dice Hobsbawm: que la crítica al estado de Israel no significa antisemitismo, latiguillo con el cual la derecha racista de Israel pretende descalificar las críticas que se les formula a sus criminales políticas.
“Durante tres semanas la barbarie ha sido mostrada ante un
público universal, que ha observado, juzgado y, con pocas excepciones,
rechazado el uso del terror militar por parte Israel contra un millón y medio
de habitantes bloqueados desde 2006 en la Franja de Gaza. Nunca antes las justificaciones oficiales
de la invasión han quedado tan claramente refutadas como ahora, con la
combinación de cámaras y aritmética; ni el lenguaje de las “objetivos
militares” con las imágenes de niños ensangrentados y de escuelas incendiadas.
Trece muertos de un lado, 1.360 de otro: no es difícil establecer dónde está la
víctima. No hay mucho más que decir acerca de la terrible operación de Israel
en Gaza.
Excepto para aquellos de nosotros que somos judíos. En una
larga e insegura historia como pueblo en la diáspora, nuestra reacción natural ante
eventos públicos ha incluido inevitablemente la pregunta: “¿Es bueno o malo
para los judíos?” En este caso, la respuesta es inequívoca: “Malo para los
judíos”.
Es claramente malo para los cinco millones y medio de judíos
que viven en Israel y los territorios ocupados desde 1967, cuya seguridad se ve
amenazada por las acciones militares que los gobiernos israelíes tomen en Gaza
y en Líbano, acciones que demuestran su incapacidad para lograr sus objetivos
declarados y que perpetúan e intensifican el aislamiento de Israel en un
Oriente Medio hostil. Dado que ni el genocidio o la expulsión masiva de
palestinos de lo que queda de su tierra natal así como la destrucción del estado de
Israel están en la agenda práctica de ambas partes en conflicto, sólo una
coexistencia negociada en igualdad de condiciones entre los dos grupos puede
proporcionar un futuro estable. Cada nueva aventura militar, como las de Gaza y el Líbano, hará
que esa solución sea más difícil y fortalecerá al ala derecha israelí y a los colonos
de la Ribera Occidental ,
que encabezan el rechazo a la solución negociada.
Al igual que la guerra del Líbano en 2006, Gaza ha
oscurecido las perspectivas de futuro para Israel. También ha oscurecido las
perspectivas de los nueve millones de judíos que viven en la diáspora.
Permítanme que no me ande con rodeos: la crítica de Israel no implica
antisemitismo, pero las acciones del gobierno de Israel causan vergüenza entre
los judíos y, sobre todo, estimulan el antisemitismo de nuestros días. Desde
1945, los judíos, dentro y fuera de Israel, se han beneficiado enormemente de
la mala conciencia de un mundo occidental, que había rechazado la inmigración
judía en la década de 1930, unos años antes de que permitiera o no se opusiera
al genocidio. ¿Cuánta de esa mala conciencia, que prácticamente eliminó el
antisemitismo en Occidente durante sesenta años y produjo una época dorada para
su diáspora, queda en pie al día de hoy?
La acción de Israel en Gaza no es la de un pueblo que es una
víctima de la historia, ni siquiera es el “pequeño valiente” Israel de la
mitología de 1948-67, con un David derrotando a todos los Goliaths de su
entorno. Israel está perdiendo la buena voluntad tan rápidamente como los
EE.UU. de George W. Bush, y por razones similares: la ceguera nacionalista y la
megalomanía del poder militar. Lo que es bueno para Israel y lo que es bueno
para los judíos como pueblo son cosas que están evidentemente vinculadas, pero
mientras no haya una respuesta justa a la cuestión de Palestina no son y no pueden
ser idénticas. Y es esencial para los judíos que se diga.”
26 de Julio, 2014
En un día como hoy, pero del año 1953, se producía el asalto al Cuartel Moncada, en la ciudad oriental de Santiago, Cuba. Un total de 135 jóvenes, organizados en tres columnas lideradas por Fidel Castro (27 años), Raúl Castro (22 años) y Abel Santamaría (26 años)...
... llevarían a cabo esa acción que terminaría siendo desbaratada por el ejército de Batista, pero que pese a ello marcaría el comienzo del proceso revolucionario que culminaría el 1º de Enero de 1959 con el triunfo del Movimiento 26 de Julio. Fidel y Raúl salvaron milagrosamente sus vidas, no así Abel, quien fue hecho prisionero, torturado salvajemente y asesinado en el cuartel. Con su valentía estos tres jóvenes abrieron las páginas de un nuevo capítulo en la historia de Nuestra América, un continente que después del Moncada y el triunfo de la Revolución Cubana nunca más volvería a ser lo que por tanto tiempo fuera.
A continuación, agrego un extracto de un texto que escribiera como presentación a una nueva edición del alegato en defensa propia presentado por Fidel ante los jueces, una obra maestra de la filosofía política y que luego fuera publicada bajo el título La Historia me Absolverá. No dejen de leer ese discurso, pronunciado por Fidel de corrido, sin tener una hoja ante su vista, ningún escrito, ¡nada! Recomiendo muy especialmente la edición completa del mismo, precedida por un extenso estudio introductorio a cargo de los historiadores cubanos Pedro Álvarez Tabío y Guillermo Alonso Fiel y que fuera publicada en Buenos Aires por Ediciones Luxemburg.
Suele decirse que hay textos, libros o discursos que son hacedores de la historia. La metáfora es expresiva pero, a la vez, engañosa. Lo primero, porque hace justicia a la extraordinaria importancia que un escrito puede excepcionalmente adquirir en el desencadenamiento de grandes procesos históricos. Pero también engañosa porque en su formulación inicial oculta un hecho decisivo: son hombres y mujeres quienes realmente hacen la historia. Las 95 tesis que el monje Martín Lutero clavara en las puertas dela
Catedral de Wittenberg en 1517 no hubieran pasado de ser una
disputa conventual, un intrascendente berrinche del monje agustino si no fuera
porque tuvieron la capacidad de captar la sensibilidad de su tiempo. Fue sólo
cuando las ideas del clérigo –aquel “rayo del pensamiento”, apelando a la
expresión utilizada por el joven Marx a propósito de este asunto– tomaron
contacto con el suelo popular que se convirtieron en poderosos instrumentos de
transformación social. Algo parecido puede decirse de El Contrato Social,
de Jean-Jacques Rousseau que, por supuesto, no “produjo” la Revolución Francesa
ni ocasionó las guerras de la independencia de las colonias españolas en las
Américas. Pero al igual que en el caso anterior, el escrito del ginebrino
sintetizó, de algún modo, las aspiraciones de una época y permitió imaginar los
contornos de la nueva sociedad que se estaba gestando en el vientre de la
vieja. Lo mismo vale en relación a otro texto extraordinario, el Manifiesto
Comunista escrito por aquellos dos geniales jóvenes alemanes a comienzos de
1848 y que con el correr de los años habría de convertirse en el heraldo de una
nueva etapa histórica. Otro tanto puede decirse, por último, de El Estado y la Revolución , escrito
por Lenin en medio de los fragores de la primera revolución socialista de la
historia. No fueron los libros, o los panfletos, sino la articulación entre
estos y las luchas de los pueblos los que movieron la historia.
Y, a continuación, los párrafos finales del célebre discurso de Fidel:
"Termino mi defensa, no lo haré como hacen
siempre todos los letrados, pidiendo la libertad del
defendido; no puedo pedirla cuando mis compañeros
están sufriendo ya en Isla de Pinos ignominiosa
prisión. Enviadme junto a ellos a compartir su suerte,
es inconcebible que los hombres honrados estén
muertos o presos en una república donde está de
presidente un criminal y un ladrón.
A los señores magistrados, mi sincera gratitud
por haberme permitido expresarme libremente,
sin mezquinas coacciones; no os guardo rencor,
reconozco que en ciertos aspectos habéis sido
humanos y sé que el presidente de este tribunal,
hombre de limpia vida, no puede disimular su
repugnancia por el estado de cosas reinantes que
lo obliga a dictar un fallo injusto. Queda todavía
a la Audiencia un problema más grave; ahí están
las causas iniciadas por los setenta asesinatos, es
decir, la mayor masacre que hemos conocido; los
culpables siguen libres con un arma en la mano que
es amenaza perenne para la vida de los ciudadanos; si
no cae sobre ellos todo el peso de la ley, por cobardía
o porque se lo impidan, y no renuncian en pleno
todos los magistrados, me apiado de vuestras honras
y compadezco la mancha sin precedentes que caerá
sobre el Poder Judicial.
En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no
la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de
ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como
no temo la furia del tirano miserable que arrancó la
vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no
importa, la Historia me absolverá."
En un día como hoy, pero del año 1953, se producía el asalto al Cuartel Moncada, en la ciudad oriental de Santiago, Cuba. Un total de 135 jóvenes, organizados en tres columnas lideradas por Fidel Castro (27 años), Raúl Castro (22 años) y Abel Santamaría (26 años)...
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Fidel, en una foto increíblemente premonitaria, tomada en prisión debajo de un cuadro de José Martí |
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El Oriente informa de la captura del hermano menor de Fidel, Raúl. |
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Abel Santamaría Cuadrado, atrozmente torturado y asesinado por el ejército de Batista una vez hecho prisionero |
... llevarían a cabo esa acción que terminaría siendo desbaratada por el ejército de Batista, pero que pese a ello marcaría el comienzo del proceso revolucionario que culminaría el 1º de Enero de 1959 con el triunfo del Movimiento 26 de Julio. Fidel y Raúl salvaron milagrosamente sus vidas, no así Abel, quien fue hecho prisionero, torturado salvajemente y asesinado en el cuartel. Con su valentía estos tres jóvenes abrieron las páginas de un nuevo capítulo en la historia de Nuestra América, un continente que después del Moncada y el triunfo de la Revolución Cubana nunca más volvería a ser lo que por tanto tiempo fuera.
A continuación, agrego un extracto de un texto que escribiera como presentación a una nueva edición del alegato en defensa propia presentado por Fidel ante los jueces, una obra maestra de la filosofía política y que luego fuera publicada bajo el título La Historia me Absolverá. No dejen de leer ese discurso, pronunciado por Fidel de corrido, sin tener una hoja ante su vista, ningún escrito, ¡nada! Recomiendo muy especialmente la edición completa del mismo, precedida por un extenso estudio introductorio a cargo de los historiadores cubanos Pedro Álvarez Tabío y Guillermo Alonso Fiel y que fuera publicada en Buenos Aires por Ediciones Luxemburg.
Prólogo a la historia me
absolverá
La premonición dela Historia
Atilio A. Boron • Buenos Aires
La premonición de
Atilio
Suele decirse que hay textos, libros o discursos que son hacedores de la historia. La metáfora es expresiva pero, a la vez, engañosa. Lo primero, porque hace justicia a la extraordinaria importancia que un escrito puede excepcionalmente adquirir en el desencadenamiento de grandes procesos históricos. Pero también engañosa porque en su formulación inicial oculta un hecho decisivo: son hombres y mujeres quienes realmente hacen la historia. Las 95 tesis que el monje Martín Lutero clavara en las puertas de
La coyuntura del ‘53
La historia me absolverá pertenece a
este mismo ilustre género. Se trata de un alegato extraordinario, un texto
impresionante, sin duda uno de los más importantes de la historia
latinoamericana, tanto por su contenido como por las condiciones bajo las
cuales se produjo. Como es bien sabido, el 26 de julio de 1953 un grupo de
jóvenes que constituían la oposición revolucionaria a la dictadura de Fulgencio
Batista –avalada y sostenida militar y financieramente por el gobierno de
Estados Unidos– se propuso tomar por asalto los cuarteles Carlos Manuel de
Céspedes, de Bayamo, y Moncada, de Santiago de Cuba. Esta radical decisión fue
precipitada por la acelerada descomposición del régimen político batistiano y
la capitulación de la oposición legal al mismo. Por ese entonces Fidel militaba
en el Partido del Pueblo Cubano (PPC), una organización de vaga inspiración
socialdemócrata, fundada por un honesto político cubano, el senador Eduardo
Chibás, en 1947, como un desprendimiento del por entonces gobernante Partido
Auténtico. La corrupción generalizada y la total capitulación de la dirigencia
política, económica y social provocó el espectacular suicidio de Chibás en
1951, transmitido literalmente “en vivo” al final de una de sus periódicas, y
muy populares, alocuciones radiofónicas. Fidel permaneció en el partido y al
año siguiente fue designado como candidato a diputado para las elecciones
previstas para junio de 1952. Pero el 10 de marzo se produjo el golpe de estado
del coronel Fulgencio Batista, y el proceso electoral fue abortado.
Fidel había reiteradamente manifestado su disconformidad con la línea
vacilante del PPC y la paralizante inoperancia de la oposición legal ante un
régimen que, en plena Guerra Fría y alentado por sus mentores de EE.UU., se
limitaba a la denuncia y a las protestas en el ámbito del Congreso. Sin
embargo, su exigencia de que el partido adoptase una estrategia de oposición
extraparlamentaria –apelando con esto a la mejor tradición revolucionaria
cubana– había sido desoída. La pusilánime respuesta que el PPC ofreció ante el
golpe de estado batistiano y su descarada violación de la Constitución de 1940,
influida, según Fidel, “por las corrientes socialistas del mundo actual”, y
cuyos contenidos progresistas reflejaban un momento de auge de la lucha de
clases en Cuba, precipitaron la ruptura de Fidel con la dirección del PPC y su
pasaje a la clandestinidad (p. 101).
Fue a partir de esos momentos cuando, bajo la dirección de Fidel, el
grupo de jóvenes revolucionarios adoptó una estrategia insurreccional. Esta
tenía como momento inicial la captura de un sitio emblemático de la dictadura
para, a partir de ahí, precipitar la sublevación popular en una ciudad o una
región. Dada la densa y prolongada tradición de lucha y rebeldía popular que
desde la época de la colonia caracterizaban a la provincia de Oriente, cuna de
las guerras de la independencia y el lugar donde, junto con Máximo Gómez, Martí
desembarcara en 1895 para librar la que sería su última batalla por la liberación
de Cuba, los revolucionarios decidieron atacar los mencionados cuarteles en el
año en que se cumplía el centenario del nacimiento de José Martí. El ataque se
llevó a cabo el 26 de julio y debido a circunstancias que el mismo Fidel
explica en su alegato terminó en una derrota de las fuerzas insurgentes.
Sesenta de los 135 integrantes del comando revolucionario cayeron, en su
mayoría luego de que cesara el combate, víctimas de salvajes torturas y
fusilamientos a mansalva. Fidel y un puñado de sus hombres lograron replegarse
a la montaña, pero el 1º de agosto fueron arrestados por una patrulla del
ejército cubano. Luego de permanecer más de dos meses en confinamiento
solitario y bajo durísimas condiciones carcelarias, el 16 de octubre comienza
un proceso legal en su contra y en el cual, dada la absoluta falta de
garantías, el joven abogado de 27 años decide asumir su propia defensa.
Martí, Gramsci y la “batalla de ideas”
... Por empezar, el juicio no se llevó a cabo en ningún edificio
del poder judicial de Santiago, sino en una pequeña sala de la Escuela de Enfermeras del
Hospital Civil de esa ciudad. Para ello, nada mejor que reproducir textualmente
lo que una periodista que pudo estar presente en el juicio, Marta Rojas,
escribió en aquella jornada:
El acusado doctor Fidel Castro no ha hecho ni un alto en su informe, a veces alza la voz, y él mismo se contiene; en instantes se inclina sobre la mesita que tiene de frente y casi habla en secreto. A medida que habla, improvisando siempre, hay más silencio en el recinto, no se escucha ningún otro sonido más que su voz pausada, como si conversara con todos, mira fijo al tribunal que lo atiende con gusto [...] los soldados están apiñados en la puerta y no disimulan su atención. A veces posa su vista en el retrato de Florence Nigthingale que preside el saloncito de las enfermeras y parece que conversa con ella. No tiene ni un papel, ni un libro con él [...] Todas las personas que lo han escuchado comentan su talento. Improvisó la pieza completa y la coloreó con pensamientos ajenos (de juristas), con trozos de alegatos y sobre todo con las palabras textuales de José Martí. Su postura [...] ha despertado verdadera admiración para con el revolucionario.
El acusado doctor Fidel Castro no ha hecho ni un alto en su informe, a veces alza la voz, y él mismo se contiene; en instantes se inclina sobre la mesita que tiene de frente y casi habla en secreto. A medida que habla, improvisando siempre, hay más silencio en el recinto, no se escucha ningún otro sonido más que su voz pausada, como si conversara con todos, mira fijo al tribunal que lo atiende con gusto [...] los soldados están apiñados en la puerta y no disimulan su atención. A veces posa su vista en el retrato de Florence Nigthingale que preside el saloncito de las enfermeras y parece que conversa con ella. No tiene ni un papel, ni un libro con él [...] Todas las personas que lo han escuchado comentan su talento. Improvisó la pieza completa y la coloreó con pensamientos ajenos (de juristas), con trozos de alegatos y sobre todo con las palabras textuales de José Martí. Su postura [...] ha despertado verdadera admiración para con el revolucionario.
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Haydée Santamaría y Melba Hernández, dos heroínas de la revolución |
El excepcional alegato de Fidel –no improvisado sino profundamente
meditado y sopesado, pero que fluía de su pensamiento con la frescura de las
ideas que son dichas por primera vez– pronto trascendió las paredes de la Escuela de Enfermeras.
Pese a la férrea censura de prensa, el pueblo cubano había comenzado a conocer
los pormenores del asalto al Moncada. En principio, gracias a la irrefrenable
indiscreción desatada, especialmente entre los asistentes de origen popular al
singular proceso judicial, por la elocuencia y la contundencia argumentativa de
Fidel que hizo que su alegato corriera como un reguero de pólvora por Santiago;
y poco después, debido a la distribución clandestina del discurso, tarea a la
que se entregaron con heroísmo y eficacia Haydée Santamaría y Melba Hernández,
una vez cumplidas sus condenas. Remito al lector a la “Introducción” de Pedro
Alvarez Tabío y Guillermo Alonso Fiel, con la que se abre la presente edición
del alegato de Fidel, para un detallado conocimiento de las ingeniosas
estrategias desarrolladas por este para re-escribir lo que había sido escrito y
perdido, logrando la verdadera proeza de hacerlo en su celda y enviarlo extramuros
burlando la vigilancia de sus carceleros. El 26 de julio no sólo tenía un líder
de excepcional estatura política e intelectual; también disponía de una
organización que estaba a su misma altura y que hizo posible “rearmar” La
historia me absolverá a partir de cientos de pequeños fragmentos hábilmente
remitidos desde la cárcel.
Para Fidel era evidente que no podían ahorrarse esfuerzos a la hora de
librar lo que, utilizando un lenguaje de nuestros días, podríamos llamar la
“batalla de ideas”. Esta era necesaria para contrarrestar los efectos negativos
que, para el curso de la revolución, se desprendían de la derrota militar del
26 de julio. En un mensaje que hace llegar a sus compañeros desde su cárcel en la Isla de Pinos les dice que
“no se puede abandonar un momento la propaganda, porque es el alma de toda la
lucha”. En una síntesis magistral dice que “lo que fue sedimentado con sangre
debe ser edificado con ideas”, advirtiendo además que en su alegato “está
contenido el programa de la ideología nuestra, sin la cual no es posible pensar
en nada grande”. De ahí su importancia decisiva. Citando a Martí, diría en su
alegato que “un principio justo desde el fondo de una cueva puede más que un
ejército” (pp. 41-42). La derrota militar obligaba pues a emprender una nueva
batalla, esta vez saliendo a disputar con “las armas de la crítica” en el
terreno de las ideas y el sentido común, requisito indispensable para la
construcción de una nueva hegemonía. En este sentido puede decirse que Fidel
aplica en la vida práctica de la lucha revolucionaria las recomendaciones
formuladas, poco más de veinte años antes y también desde la cárcel, por el
fundador del Partido Comunista Italiano, Antonio Gramsci: la conquista de la
hegemonía es condición necesaria para el triunfo de la revolución. “La crítica
de las armas” es infecunda si no va acompañada por “las armas de la crítica”.
Martí y Gramsci constituyen el fundamento moral y político de la estrategia de
Fidel.
Los resultados quedarán a la vista cuando, forzado por el clima de
opinión crecientemente adverso generado por la extraordinaria divulgación del
alegato, el tirano no tuvo más opción que la de amnistiar a Fidel, a su hermano
Raúl y otros 18 participantes del asalto al Moncada. Su liberación se
produciría el 15 de mayo de 1955 y la llegada de Fidel a la estación
ferroviaria de La Habana
se convirtió en una manifestación multitudinaria, cuyas proporciones
sobrepasaron todo lo que los jóvenes revolucionarios esperaban. La
concientización y movilización del pueblo cubano instalaban el proceso
revolucionario en una nueva meseta, pero exigían un cambio radical de
estrategia. El exilio de Fidel en México, a partir de julio de ese mismo año, y
la fundación del Movimiento Revolucionario 26 de Julio y el encuentro con el
Che serían los hitos de una historia destinada a culminar victoriosamente el 1º
de enero de 1959.
"Termino mi defensa, no lo haré como hacen
siempre todos los letrados, pidiendo la libertad del
defendido; no puedo pedirla cuando mis compañeros
están sufriendo ya en Isla de Pinos ignominiosa
prisión. Enviadme junto a ellos a compartir su suerte,
es inconcebible que los hombres honrados estén
muertos o presos en una república donde está de
presidente un criminal y un ladrón.
A los señores magistrados, mi sincera gratitud
por haberme permitido expresarme libremente,
sin mezquinas coacciones; no os guardo rencor,
reconozco que en ciertos aspectos habéis sido
humanos y sé que el presidente de este tribunal,
hombre de limpia vida, no puede disimular su
repugnancia por el estado de cosas reinantes que
lo obliga a dictar un fallo injusto. Queda todavía
a la Audiencia un problema más grave; ahí están
las causas iniciadas por los setenta asesinatos, es
decir, la mayor masacre que hemos conocido; los
culpables siguen libres con un arma en la mano que
es amenaza perenne para la vida de los ciudadanos; si
no cae sobre ellos todo el peso de la ley, por cobardía
o porque se lo impidan, y no renuncian en pleno
todos los magistrados, me apiado de vuestras honras
y compadezco la mancha sin precedentes que caerá
sobre el Poder Judicial.
En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no
la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de
ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como
no temo la furia del tirano miserable que arrancó la
vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no
importa, la Historia me absolverá."
(Por Atilio A. Boron) En medio del
espanto y del baño de sangre que inunda Gaza se oye una voz, metálica, glacial.
Pronuncia un soliloquio similar al que en su obra Enrique VI William
Shakespeare puso en boca de Ricardo, un ser deforme, monstruoso, pero aguijoneado
por una ambición ilimitada y orgulloso de su villanía: “Soy el espíritu del
estado de Israel. Sí, agredo, destruyo y asesino a mansalva: a niños,
ancianos, mujeres, hombres. Porque en Gaza todos son terroristas, más allá de
sus apariencias. Uno de los jerarcas de la dictadura genocida en la Argentina,
el General Ibérico Saint Jean, dijo que ‘Primero vamos a matar a todos
los subversivos, después a sus colaboradores; después a los indiferentes y por
último a los tímidos’. Nosotros invertimos esa secuencia y comenzamos por la
población civil, gente cuyo crimen es vivir en Gaza. En el proceso caerán
centenares de inocentes, gente que simplemente trataba de sobrevivir en ese
encierro nauseabundo; luego iremos por los tímidos, los indiferentes y después
de este brutal y aleccionador escarmiento llegaremos a los colaboradores y los
terroristas. Sé muy bien que el rudimentario y escaso armamento de Hamas apenas
puede ocasionarnos un rasguño, como lo demuestran las luctuosas estadísticas de
nuestros periódicos ataques a las poblaciones palestinas. Sus amenazas de
destruir al estado de Israel son bravuconadas sin sentido porque no tienen la
menor capacidad de llevarlas a la práctica. Pero nos son de enorme utilidad en
la guerra psicológica y en la propaganda: nos sirven para aterrorizar a nuestra
propia población y así obtener su consentimiento para el genocidio y nuestra
política de ocupación militar de los territorios palestinos. Y también sirven
para que Estados Unidos y los países europeos, embarcados en la ‘lucha contra
el terrorismo’ nos faciliten todo tipo
de armamentos y nos amparen políticamente.
![]() |
Ataque nocturno a la Franja de Gaza |
En Gaza no me enfrento a ningún
ejército, porque no le hemos permitido que lo tenga. Yo, en cambio, tengo uno
de los mejores del mundo, pertrechado con la más sofisticada tecnología bélica
que me proporcionan mis protectores: Washington y las viejas potencias
coloniales europeas, y la que he podido desarrollar, gracias a ellos, dentro de
Israel. Tampoco tienen los palestinos una aviación para vigilar su espacio aéreo,
y una flota que custodie su mar y sus playas. Mis drones y helicópteros
sobrevuelan Gaza sin temor y disparan sus misiles sin preocuparse por el fuego
enemigo, porque no hay fuego enemigo. Hemos perfeccionado, con las nuevas
tecnologías bélicas, lo que hizo Hitler en Guernica. Soy amo y señor de vidas y
haciendas. Hago lo que quiero: puedo bombardear casas, escuelas, hospitales, lo
que se me antoje. Mis poderosos amigos (y, seamos honestos, cómplices de todos
mis crímenes) convalidarán cualquier atrocidad que decida
perpetrar. Ya lo hicieron antes, en innumerables ocasiones y no sólo con
nosotros: lo harán conmigo cuantas veces sea necesario. Su mala conciencia me
ayuda: callaron desvergonzadamente durante la Shoá, el sistemático genocidio
perpetrado contra los judíos por Hitler ante la vista y paciencia de todo el
mundo, desde el Papa Pío XII hasta Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill.
Callarán también ante el genocidio que metódicamente y en etapas estoy
realizando en Gaza, porque matar palestinos a mansalva es eso, genocidio. Como
lo hacía Hitler cuando alguien de su tropa de ocupación era hecho prisionero o
matado por los maquís de la resistencia francesa o los partisanos italianos: juntaban
a diez o quince personas al azar, que tuvieran la desgracia de pasar por el
lugar, y las ametrallaban en el acto, como escarmiento y como didáctica advertencia
para que sus vecinos no cooperasen con los patriotas. Nosotros ni siquiera
esperamos que maten a uno de los nuestros para hacer lo mismo, y lo hacemos de
modo más cobarde. Al menos los nazis veían los rostros de las víctimas cuyas
vidas cegarían en un segundo; nosotros no, porque disparamos misiles desde
aviones o navíos, o proyectiles desde
nuestros tanques. Nos intranquiliza recordar que tanta crueldad, tanto horror,
fue en vano. Seis millones de judíos sacrificados en los hornos crematorios y
millones más que cayeron por toda Europa no fueron suficientes para evitar la
derrota de Hitler. ¿Será diferente esta vez, será que ahora nuestro horror nos
abrirá el camino a la victoria?
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Niñas israelíes "dedicando" misiles a los palestinos |
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Niña palestina, muerta por un misil israelí |
Eufórica por ver tanta sangre árabe
derramada una de mis diputadas se fue de boca, y dijo lo que pienso: que hay
que matar a las madres palestinas porque engendran serpientes terroristas. Desgraciadamente
no todos en Israel piensan así; hay algunos judíos, románticos incurables, que creen que podemos
convivir con los árabes y que la paz no sólo es posible sino necesaria. Nos dicen
que eso fue lo que hicimos por siglos. No entienden al mundo de hoy, mortalmente
amenazado por el terrorismo islámico, y se dejan llevar por la nostalgia de una
época definitivamente superada. No son pocos en Israel los que caen en este
equívoco y nos preocupa que sus números estén creciendo. Pero desde el gobierno
trabajamos activamente para contrarrestar esa sensiblería pacifista y, para
colmo, laica. ¡Laica, en un estado en el que para ser ciudadano se debe ser
judío (y tenemos cerca de un 20 % de árabes, que han vivido por siglos en la
región y no son ciudadanos) y dónde no existe el matrimonio civil, sólo el religioso!
Para combatir estas actitudes contamos con los grandes medios de comunicación
(de Israel y los de afuera) y nuestras escuelas le enseñan a nuestros
niños a odiar a nuestros indeseables vecinos, una raza despreciable. Para
involucrarlos en nuestro esfuerzo militar los invitamos a que escriban mensajes
de muerte en los misiles que, poco después, lanzaremos contra ese gentío
amontonado en Gaza. Otros niños serán los que caerán muertos por esos misiles
amorosamente dedicados por los nuestros. No ignoro que con mis acciones arrojo
un asqueroso escupitajo a la gran tradición humanista del pueblo judío, que
arranca con los profetas bíblicos, sigue con Moisés, Abraham, Jesucristo y pasa
por Avicena, Maimónides, Baruch Spinoza, Sigmund Freud, Albert
Einstein, Martin Buber hasta llegar a Erich Fromm, Claude Levy-Strauss,
Hannah Arendt y Noam Chomsky. O con extraordinarios judíos que enriquecieron el
acervo cultural de la Argentina como León Rozitchner, Juan Gelman, Alberto
Szpunberg y Daniel Barenboim, entre tantos otros que sería muy largo nombrar
aquí. Pero ese romanticismo ya no cuenta. Dejamos de ser un pueblo perseguido y
oprimido; ahora somos opresores y perseguidores.
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Cuatro niños muertos por los misiles "con dedicatoria" disparados por Israel |
Duras palabras y frases se utilizan
para calificar lo que estamos haciendo. Criminal cobardía, delito de lesa
humanidad, por agredir con armas mortíferas a una población indefensa, día y
noche, hora tras hora. Pero, ¿no merece acaso la misma calificación lo que hizo
Estados Unidos al arrojar sendas bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki? Y
quién se lo reprocha? ¿Terrorismo de
Estado? Mejor digamos realpolitik, porque ¿desde cuándo a mis
amigos y protectores de Occidente les ha preocupado el Terrorismo de Estado o
las violaciones a los Derechos Humanos que cometen ellos mismos, un
aliado, o un peón? Apoyaron por décadas a cuantos déspotas y tiranos poblaron
esta tierra, siempre que fueran funcionales a sus intereses: a Saddam Hussein,
al Sha de Persia, a Mubarak, a Alí, a Mobutu, a Osama Bin Laden, y, en
Latinoamérica, a Videla, Pinochet, Geisel, Garrastazú, Stroessner, “Papá Doc”
Duvallier, antes a Somoza, Trujillo, Batista y tantísimos más. Asesinaron
a centenares de líderes políticos antiimperialistas, y Obama lo sigue haciendo
hoy, donde todos los martes decide quién de la lista de enemigos de Estados
Unidos que le proporciona la NSA debe ser eliminado con un cohetazo disparado
desde un dron o mediante una operación de comandos. ¿Por qué habrían de
escandalizarse ante lo que está ocurriendo en Gaza? Además me necesitan como
gendarme regional y base de operaciones militares y de espionaje en una región
del mundo con tanto petróleo como Medio Oriente, y saben que para cumplir con
esa misión no sólo no deben maniatarme sino que es preciso contar con su
inquebrantable respaldo, lo que hasta ahora jamás me ha sido negado. Sé también
que estoy violando la legalidad internacional, que estoy desobedeciendo la
resolución Nº 242, de Noviembre de 1967, del Consejo de Seguridad de la ONU,
que por unanimidad me exige retirarme de los territorios ocupados durante la
Guerra de los Seis Días de 1967. Incumplí esa resolución durante casi medio
siglo, sin tener que enfrentar sanciones de ningún tipo como las que
arbitrariamente se le imponen a otros, o las que aplican a Cuba, a Venezuela, a
Irán y, antes, a Irak después de la primera guerra del Golfo. ¿Razones de
tanta tolerancia? Mis lobbistas en Estados Unidos son poderosísimos y tienen a
la Casa Blanca, al Congreso y a la Justicia en un puño. Según Norman
Finkelstein (un mal judío, enemigo del estado de Israel) la ‘industria del
holocausto’ goza de tal eficacia extorsiva que impide percibir que quienes
ahora estamos produciendo un nuevo holocausto somos nosotros, los hijos y
nietos de aquellos que lo padecieron bajo los nazis. Por eso pese a que las
víctimas mortales en Gaza ya superan los 500 palestinos (contra 25 soldados de
nuestro ejército, uno de los cuales fue muerto por error por nuestras propias
fuerzas, según informara este lunes 22 de Julio a medio día el New York Times) el presidente Obama hizo
un estúpido llamado a evitar que israelíes y palestinos quedasen atrapados en
el ‘fuego cruzado’ de este enfrentamiento. ¡Pobre de él si hubiera dicho que
aquí no hay ‘fuego cruzado’ ni enfrentamiento alguno sino una masacre
indiscriminada de palestinos, una horrible ‘limpieza étnica’ practicada contra
una población indefensa! ¡Nuestro lobby lo crucificaría en cuestión de
horas! Ahora que nuestras tropas entraron en Gaza tendremos que sufrir
algunas bajas, pero la desproporción seguirá siendo enorme.
![]() |
Evolución de los límites de Israel y Palestina |
Claro, no puedo evitar que me
califiquen técnicamente como un “estado canalla”, porque así se denominan los
que no acatan las resoluciones de la ONU y persisten en cometer crímenes de
lesa humanidad. Pero como Estados Unidos y el Reino Unido son violadores
seriales de las resoluciones de la ONU, y por lo tanto ‘estados canallas’
también ellos, sus gobiernos han sido invariablemente solidarios con Israel.
Más allá de la turbación que por momentos puedan ocasionar estas reflexiones
necesitamos completar la tarea iniciada en 1948 y apoderarnos de la totalidad
de los territorios palestinos: los iremos desplazando periódicamente,
aterrorizándolos, empujándolos fuera de sus tierras ancestrales,
convirtiéndolos en eternos ocupantes de infectos campos de refugiados en
Jordania, en Siria, en Irak, en Egipto, donde sea. Y si se resisten los aniquilaremos.
Podemos hacer eso por nuestra apabullante fuerza militar, el apoyo político de
Occidente y la degradación y putrefacción de los corruptos y reaccionarios
gobiernos del mundo árabe, que como era previsible (y así nos lo habían asegurado nuestros amigos en
Washington y Londres) no les importa en lo más mínimo la suerte de los
palestinos. A tal extremo llega nuestra barbarie que inclusive un amigo
nuestro, Mario Vargas Llosa, se escandalizó cuando en 2005 visitó Gaza y nos sorprendió
con unas críticas de insólita ferocidad. Llegó a decir, por ejemplo, que ‘me pregunto si algún país en el
mundo hubiera podido progresar y modernizarse en las condiciones atroces de
existencia de la gente de Gaza. Nadie me lo ha contado, no soy víctima de
ningún prejuicio contra Israel, un país que siempre defendí … Yo lo he visto
con mis propios ojos. Y me he sentido asqueado y sublevado por la miseria
atroz, indescriptible, en que languidecen, sin trabajo, sin futuro, sin espacio
vital, en las cuevas estrechas e inmundas de los campos de refugiados o en esas
ciudades atestadas y cubiertas por las basuras, donde se pasean las ratas a la
vista y paciencia de los transeúntes, esas familias palestinas condenadas sólo
a vegetar, a esperar que la muerte venga a poner fin a esa existencia sin
esperanza, de absoluta inhumanidad, que es la suya. Son esos pobres infelices,
niños y viejos y jóvenes, privados ya de todo lo que hace humana la vida,
condenados a una agonía tan injusta y tan larval como la de los judíos en los
guetos de la Europa nazi, los que ahora están siendo masacrados por los cazas y
los tanques de Israel, sin que ello sirva para acercar un milímetro la ansiada
paz. Por el contrario, los cadáveres y ríos de sangre de estos días sólo
servirán para alejarla y levantar nuevos obstáculos y sembrar más resentimiento
y rabia en el camino de la negociación.’ [1]
![]() |
Autoridades israelíes repudian con razón el Gueto de Varsovia, pero construyen uno para los palestinos |
Pero nada de lo que diga Vargas Llosa, y
tantos otros, nos hará mella: somos el pueblo elegido por Dios (aunque los
ilusos estadounidenses también creen en eso), una raza superior y los árabes son
una pestilencia que debe ser removida de la faz de la tierra. Por eso
construimos ese gigantesco muro en Cisjordania, peor aún del que erigieran en
Berlín y que fuera apropiadamente caracterizado como el ‘muro de la infamia’.
Nuestros lobbies han sido muy eficaces en invisibilizar esta
monstruosidad y nadie habla de nuestro ‘muro de la infamia’. Reconozco que
nuestra traición a los ideales del judaísmo nos inquieta. No era esto lo que
querían los padres fundadores. Nos hemos convertido en una máquina de
usurpación y despojo colonial que ya no guarda ninguna relación con nuestra
venerable tradición cultural. Algunos dicen que Israel es al judaísmo como
Hitler lo era al cristianismo. Por eso es que a veces nuestro sueño se perturba
y las muertes y sufrimientos que hemos causado durante tantos años –y que para
ser sinceros, comenzaron mucho antes de que naciera Hamas- nos acosan como el
fantasma de Hamlet. Pero retrocedemos horrorizados ante la posibilidad de una
paz que no queremos porque perderíamos los territorios arrebatados durante
tantos años, envalentonaríamos a la turbamulta árabe que nos rodea y le
haríamos perder miles de millones de dólares a nuestros amigos del complejo
militar-industrial estadounidense, que es el verdadero poder en ese país, y a
sus socios israelíes que también lucran con este estado de hostilidades
permanentes. Por eso seguiremos en esta guerra hasta el final, aun a riesgo de
que esta actitud pueda desencadenar un cataclismo universal. El horror padecido
bajo el nazismo justifica todo lo que estamos haciendo.”
[1] Mario Vargas Llosa, “Morir en
Gaza”, El País (Madrid), 11 Enero 2009, en:http://elpais.com/diario/2009/01/11/opinion/1231628411_850215.html
17.7.2014
Leer esta breve nota de Noam Chomsky, altamente instructiva, y más abajo, la información sobre los cuatro niños masacrados por el fuego de la Marina israelí. Además, ahora Israel exige que se evacúe una parte de Gaza porque va a ser objeto de un nuevo y aún más duro ataque (?). Un crimen incalificable, ante lo cual retumba de manera atronadora el silencio de intelectuales "progres" y de izquierda, o de aquellos que se rasgan las vestiduras defendiendo valores humanitarios o republicanos supuestamente pisoteados en países como Cuba,Venezuela, Bolivia y Ecuador pero que ante la masacre perpetrada por Israel se llaman a un ignominioso silencio.
Leer esta breve nota de Noam Chomsky, altamente instructiva, y más abajo, la información sobre los cuatro niños masacrados por el fuego de la Marina israelí. Además, ahora Israel exige que se evacúe una parte de Gaza porque va a ser objeto de un nuevo y aún más duro ataque (?). Un crimen incalificable, ante lo cual retumba de manera atronadora el silencio de intelectuales "progres" y de izquierda, o de aquellos que se rasgan las vestiduras defendiendo valores humanitarios o republicanos supuestamente pisoteados en países como Cuba,Venezuela, Bolivia y Ecuador pero que ante la masacre perpetrada por Israel se llaman a un ignominioso silencio.
17-07-2014 |
El tormento de Gaza y los crímenes de Israel son nuestra responsabilidad
A las tres de la madrugada del 9 de julio, en medio del más reciente ejercicio de la barbarie israelí, recibí la llamada telefónica de un joven periodista palestino en Gaza. Al fondo podía escuchar los gritos de su hijo pequeño en medio de las explosiones y el rugir de los jets que disparaban contra cualquier civil que se moviera, y también contra hogares.
Este joven acababa de ver estallar por los aires a un amigo suyo, quien circulaba en un vehículo claramente marcado como de prensa. Alcanzaba a escuchar los gritos que provenían de la casa vecina, tras la explosión, pero no pudo salir por temor a convertirse en blanco.
Se trata de un barrio tranquilo. No hay objetivos miliares... a excepción de los palestinos, quienes son el blanco de la maquinaria de alta tecnología que Israel posee gracias a que Estados Unidos se la proporciona.
Mi amigo dijo que 70 por ciento de las ambulancias fueron destruidas, y que de todos los muertos y heridos cerca de dos tercios son mujeres y niños. Muy pocos activistas de Hamas han sido víctimas de los bombardeos. Siempre son las víctimas acostumbradas.
Es importante entender lo que es la vida en Gaza cuando Israel se comporta de manera
Sólo en lo que respecta a los niños, Gilbert reporta: “Los niños palestinos en Gaza sufren inmensamente. Gran cantidad padece desnutrición por las condiciones impuestas por el gobierno israelí, debido al bloqueo al territorio palestino de Gaza. La anemia es común en todos los mayores de dos años, a los que afecta en 72.8 por ciento. Desnutrición, baja talla y bajo peso afecta, respectivamente, a 34.3, 31.4 y 31.45 por ciento de todos los niños del territorio. Estos índices empeoran, según cada nueva medición.
Cuando Israel se
La causa de fondo es la ocupación criminal de los territorios palestinos y todas las medidas que se adoptan en Gaza para que su población sobreviva apenas, mientras los palestinos de Cisjordania son obligados a mantenerse dentro de cantones inaccesibles, todo lo cual pone a Israel en una violación flagrante del derecho internacional y resoluciones explícitas del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por no hablar de una mínima decencia humana.
Y así continuará mientras Israel sea apoyado por Washington y tolerado por Europa, para nuestra vergüenza eterna.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/07/16/index.php?section=opinion&article=027a1mun
(Traducción: Gabriela Fonseca)
Este joven acababa de ver estallar por los aires a un amigo suyo, quien circulaba en un vehículo claramente marcado como de prensa. Alcanzaba a escuchar los gritos que provenían de la casa vecina, tras la explosión, pero no pudo salir por temor a convertirse en blanco.
Se trata de un barrio tranquilo. No hay objetivos miliares... a excepción de los palestinos, quienes son el blanco de la maquinaria de alta tecnología que Israel posee gracias a que Estados Unidos se la proporciona.
Mi amigo dijo que 70 por ciento de las ambulancias fueron destruidas, y que de todos los muertos y heridos cerca de dos tercios son mujeres y niños. Muy pocos activistas de Hamas han sido víctimas de los bombardeos. Siempre son las víctimas acostumbradas.
Es importante entender lo que es la vida en Gaza cuando Israel se comporta de manera
moderadaentre una crisis y otra. Una buena representación de esto la reportó el representante de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, Mads Gilbert, el valiente físico experto de nacionalidad noruega, quien ha trabajado mucho tiempo en Gaza y vivió la cruel y asesina operación Plomo endurecido. En todos aspectos, la situación es desastrosa.
Sólo en lo que respecta a los niños, Gilbert reporta: “Los niños palestinos en Gaza sufren inmensamente. Gran cantidad padece desnutrición por las condiciones impuestas por el gobierno israelí, debido al bloqueo al territorio palestino de Gaza. La anemia es común en todos los mayores de dos años, a los que afecta en 72.8 por ciento. Desnutrición, baja talla y bajo peso afecta, respectivamente, a 34.3, 31.4 y 31.45 por ciento de todos los niños del territorio. Estos índices empeoran, según cada nueva medición.
Cuando Israel se
porta bienal menos dos niños palestinos son asesinados cada semana, y este patrón se ha mantenido durante los últimos 14 años.
La causa de fondo es la ocupación criminal de los territorios palestinos y todas las medidas que se adoptan en Gaza para que su población sobreviva apenas, mientras los palestinos de Cisjordania son obligados a mantenerse dentro de cantones inaccesibles, todo lo cual pone a Israel en una violación flagrante del derecho internacional y resoluciones explícitas del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, por no hablar de una mínima decencia humana.
Y así continuará mientras Israel sea apoyado por Washington y tolerado por Europa, para nuestra vergüenza eterna.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/07/16/index.php?section=opinion&article=027a1mun
(Traducción: Gabriela Fonseca)
(VÍDEO) Buque de la marina sionista asesina niños palestinos que jugaban en una playa de Gaza
Escrito por Kaos. Solidaridad con Palestina
Cuatro niños palestinos murieron hoy en un ataque de la Marina israelí contra una playa de la ciudad de Gaza en la que se encontraban jugando con otro grupo de 12 compañeros que resultaron heridos. "Los 4 chicos corrieron por su vida. Entonces un segundo proyectil explotó" dice The Guardian.
Los cuerpos de los niños quedaron destrozados sobre la arena después de que uno de los barcos que imponen el bloqueo marítimo al que Israel somete a la Franja abriera fuego al atardecer contra un puerto vecino a la playa.
Según relata el enviado del diario The Guardian, "donde la muralla del puerto termina y la playa empieza, hay algunas carpas y reposeras para el uso de bañistas en tiempos de paz. Cuatro figuras sobresalían en la arena que corrían hacia nosotros. Sólo después nos dimos cuenta que había otros cuatro muertos, todos chicos, sobre la muralla. Me mostraron una foto de los chicos muertos, con la piel escocida y amoratada. Sus nombres trascendieron luego: Ahed Bakr, de 10; Zakaria, de 10; y otros dos chicos de la familia Bakr, los dos llamados Mohammad, de 11 y 9 años."
Con estas nuevas muertes, son ya 43 los niños palestinos muertos desde que el pasado 8 de julio Israel lanzó su tercera ofensiva militar contra Gaza desde que en 2007 el movimiento islamista Hamas asumió el control de este territorio.
En esta última ofensiva bélica israelí han muerto ya más de 200 palestinos, más de un 75% de ellos civiles, y cerca de 1.500 han resultado heridos. Según datos del Ministerio de Salud de Gaza, entre las víctimas mortales también hay 24 mujeres y una decena de hombres de avanzada edad.
"Estábamos aquí en la playa, pasando la tarde, como hacemos otras veces. Los chicos estaban corriendo y jugando en la orilla cuando el misil cayó", explicó a Efe Hatem, uno de los hombres que a aquella hora estaba en uno de los chiringuitos al borde del mar. "¿Qué objetivo estratégico hay aquí? Los israelíes dicen que atacan a Hamas. ¿Dónde está Hamas aquí? Solo han matado civiles, nada más que civiles", se quejaba.
A escasos metros Radwan, uno de los vecinos del barrio costero, apenas podía hablar. Había ayudado a las asistencias a tratar a los otros 12 niños heridos, y con el rostro enrojecido solo era capaz de soltar improperios entre preguntas retóricas. ¿Dónde está la comunidad internacional? ¿Dónde están los derechos humanos?", se preguntaba entre insultos.

MEDIOS
Modificado por última vez en Jueves, 17 Julio
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