Algunas reflexiones sobre Francisco
marzo 19, 2013

19.3.2013


  De Bergoglio a Francisco

(Por Atilio A.
Boron *) Poco nuevo hay por agregar a lo mucho que ya se ha dicho sobre el Papa
Francisco desde su sorpresiva elevación al trono de San Pedro. Trataré de
sintetizar esta breve nota en torno a tres ejes: (a) las acusaciones sobre su
actuación durante la dictadura genocida cívico-militar; (b) su política como
Arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal; (c) el
posible impacto de su pontificado sobre la realidad sociopolítica de América
latina.

En relación al primer punto es indiscutible que su
conducta se encuadró, en términos generales, en las deplorables líneas
establecidas por la jerarquía católica. No fue un monstruo como Christian von
Wernich, activo participante en la comisión de delitos de lesa humanidad y por
ello condenado por la justicia argentina; o un troglodita medieval como el
obispo castrense Antonio Basseoto, que propuso colgarle una piedra de molino al
cuello y tirar al mar al Ministro de Salud Ginés Gonzales García por haber recomendado
la utilización de preservativos. Pero tampoco fue un cristiano ejemplar como
Monseñores Enrique Angelelli y Carlos Horacio Ponce de León, el Padre Carlos
Mugica, los sacerdotes palotinos o las monjas francesas Léonie Duquet y Alice
Domon, todos asesinados por la dictadura; o como los monseñores Miguel Hesayne,
Jorge Novak y Jaime de Nevares, duros críticos del régimen militar. El por
entonces Provincial de la Compañía de Jesús tuvo una conducta reprobable en
relación a dos de sus directos subordinados, los sacerdotes Francisco Jalics y
Orlando Virgilio Yorio, quienes ejercían su labor pastoral en una villa del
Bajo Flores y que fueron secuestrados y torturados por la dictadura ante la
inacción de su superior que los privó de su protección. Algunos testimonios,
como el de Alicia Oliveira, rechazan estas críticas señalando su activa
colaboración para salvar la vida de clérigos y laicos en peligro. Pero la
evidencia documental -que no es lo mismo que una opinión- aportada en estos
días por Horacio Verbitsky en Página/12 o lo que
escribiera un eminente católico como Emilio F. Mignone lo tipifican como un
pastor que entregó “sus ovejas al enemigo sin defenderlas ni rescatarlas”, en
un caso al menos de un nieto que fue apropiado por los represores manteniendo
oculta esta información por años. Lo más probable es que ambas actitudes sean
ciertas, pero los buenos gestos destacados por algunos no alcanzan para opacar
la gravedad de los otros. En un país en donde todos sabían de los crímenes
perpetrados por el terrorismo de estado no se puede aducir ignorancia, menos
que menos un sacerdote que administraba el sacramento de la confesión y en
permanente contacto con el común de la gente. En su momento Bergoglio pidió
perdón en nombre de la Iglesia “por no haber hecho lo suficiente» para
preservar los derechos humanos ante la barbarie del terrorismo de estado;
debería haberlo pedido, en cambio, por el explícito apoyo que la jerarquía le
brindó a los genocidas y no por lo poco que hizo para combatirlos. ¿Neutralidad
o tolerancia ante el terrorismo de estado? ¡Hum!, recordemos lo que dice el
Dante en La Divina Comedia: “el círculo más horrendo del infierno
está reservado para quienes en tiempos de crisis moral optan por la
neutralidad.”

Pero supongamos que un examen exhaustivo e imparcial dictamine la absoluta
inocencia de Bergoglio en los años de plomo. ¿Qué podemos decir de su actuación
durante la reconstitución democrática posterior a la dictadura? A tono con la
contrarreforma lanzada por Juan Pablo II con el apoyo y beneplácito de Ronald
Reagan y Margaret Thatcher, Bergoglio se asoció a las tendencias más
reaccionarias de la iglesia argentina, lo que no es poco decir. Formado en el
peronismo de derecha, militante de Guardia de Hierro en su juventud, durante su
gestión como Cardenal Primado de la Argentina se alineó inequívoca y
sistemáticamente en contra de todas las buenas causas: se opuso –sin éxito- al
matrimonio igualitario; reaccionó con el furioso fanatismo de Tomás de
Torquemada ante la muestra del artista plástico León Ferrari, que tuvo que ser
levantada antes de tiempo; ha combatido con fiereza todo lo relacionado con la
educación sexual, el control de la natalidad, la despenalización del aborto y
los derechos de las minorías sexuales; mantiene dentro de la Iglesia y así le
extiende su protección a criminales como Von Wernich, Edgardo Storni y Julio
César Grassi (condenados los dos últimos por pedofilia); atenta contra el
carácter laico del estado democrático y defiende con enjundia los privilegios
que tiene la Iglesia en materia financiera y en el control sobre el proceso
educacional, en abierta violación a lo dispuesto por la Constitución de 1994.
En conclusión, un papa austero y alejado del boato del Vaticano con una marcada
preocupación por la suerte de los pobres pero sumamente conservador. ¿Es esto
novedoso? Para nada. El conservadorismo popular tiene larga historia, y no sólo
en América Latina. A diferencia de su variante elitista y aristocratizante, los
valores e intereses tradicionales que sostienen a un orden social injusto se
refuerzan aprovechándose de la ignorancia y credulidad de los sujetos populares
ganados por la prédica eclesiástica. Es un conservadorismo plebeyo, excéntrico
en sus formas pero que presta un valioso servicio a las clases dominantes, como
lo prueba la obscena explosión de júbilo de los genocidas en los juzgados
cuando se conoció la designación de Bergoglio como pontífice; o la desbordante
alegría de las más diversas expresiones y variados representantes de la derecha
argentina; o la fenomenal campaña apologética de los diarios de la burguesía y
del imperio –principalmente Clarín y La Nación ,
este último marcando la penosa involución moral de un periódico fundado por
Bartolomé Mitre, un masón probado y confeso- ante las noticias procedentes de
Roma. Con semejantes amigos, ¿cómo creer que Francisco va a imitar al santo de
Asís, cuya renuncia a la riqueza y los bienes materiales fue total y absoluta?
En compañía de estos ricos cofrades la “opción por los pobres” difícilmente
pueda ser algo más que un lejano acompañamiento de sus sufrimientos y
privaciones, pero cuidándose de enseñarles quién es el que los condena a
transitar por este valle de lágrimas, padecimientos e infortunios. Hace casi
medio siglo que Don Helder Cámara, obispo de Olinda y Recife explicó muy bien
esta contradicción: «Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un
santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me
dicen que soy un comunista.» No basta con la humildad ni con la
confraternización con los pobres: de lo que se trata es de enseñarles que la
pobreza no es resultado de un designio divino o de un capricho de la naturaleza
sino un producto histórico de una sociedad llamada capitalista, máquina implacable
de fabricar pobreza y miseria y a la cual la Iglesia jamás tuvo la osadía de
condenar a pesar de su intrínseca malignidad. De los dichos y los hechos de
Francisco no se desprende que esto vaya a ocurrir. Es bueno que el esclavo se
rebele contra su amo, pero como decía Lenin, el cambio sólo se producirá cuando
aquél se rebele contra la esclavitud, contra el sistema y no sólo contra uno de
sus agentes. ¿Alentará Francisco la rebelión anticapitalista de los pobres,
dado que dentro del capitalismo su suerte está echada? Nada en su biografía
autoriza a pensar en ese curso de acción; lo más probable será que estimule su
mansedumbre y eternice su sumisión. Es que la “opción por los pobres” de la
Iglesia que surge de la contrarreforma liderada por Juan Pablo II y que barrió
con los avances del Concilio Vaticano II no es la que proponía la Iglesia de
Carlos Mugica, Jaime de Nevares, Miguel Hesayne, Oscar Arnulfo Romero
(Arzobispo de San Salvador), Sergio Méndez Arceo (Obispo de Cuernavaca,
México), Samuel Ruiz García (Obispo de San Cristóbal, Chiapas), Pedro
Casaldáliga y Don Helder Cámara (Brasil) y Ernesto Cardenal (Nicaragua) o, en
nuestros días, los teólogos de la liberación como Frei Betto, Leonardo Boff,
Gustavo Gutiérres o Jon Sobrino.  

¿Será su pontificado una remake del
de Juan Pablo II? Es muy poco probable. El Papa Wojtila fue un producto de
finales de los setentas, cuando el mundo era muy diferente al de hoy. Fue el
ariete que la burguesía imperial necesitaba para derrumbar a la Unión Soviética
y los países el Este europeo. Pero esa estrategia fue eficaz porque aquellos
regímenes padecían de un avanzado estado de descomposición moral, política,
económica y social. En realidad, Juan Pablo se limitó a desencadenar la
embestida final a un inmenso edificio que ya se venía abajo producto de sus
propias contradicciones. Hoy el mundo ha cambiado mucho: el imperialismo ya no
tiene, tal como lo reconocen sus propios intelectuales orgánicos, la
gravitación del pasado. Los rivales son más numerosos y diversificados, y
económicamente mucho más fuertes que lo que eran la URSS y los países de Europa
Oriental. Sus aliados, además, son más débiles y vacilantes. La Iglesia, a su
vez, se ha visto debilitada por una interminable sucesión de escándalos y
carece de la credibilidad que había ganado en los años de Juan XXIII. Además,
si se quisiera lanzar todo su peso para desestabilizar los procesos
bolivarianos en Venezuela, Bolivia y Ecuador o las experiencias de
transformación política en curso en otros países de la región la respuesta será
muy diferente a la que hace más de treinta años se verificara en el Este
europeo. Aquí se trata de procesos que cuentan con un enorme apoyo popular que
ni remotamente existía allá, y por consiguiente el proyecto de las derechas
latinoamericanas –organizadas, orientadas y financiadas por el imperio- de
reutilizar el ariete eclesiástico que tan buenos resultados le diera en Europa
Oriental para acabar con los gobiernos progresistas y de izquierda en la región
terminaría en un rotundo fracaso. La “revolución de terciopelo” de
Checoslovaquia nada tiene que ver con la revolución bolivariana de Venezuela,
Evo Morales no es Lech Valesa, y Correa no es Ceacescu. No sólo los procesos y
la época histórica son distintos: los enormes problemas que enfrenta hoy la
Iglesia (crisis financiera, delitos económicos del Banco Vaticano, alianzas con
intereses mafiosos, pedofilia y sus juicios, el celibato sacerdotal, la
incorporación de la mujer al sacerdocio y el postergado aggiornamientoreclamado
por Juan XXIII ) difícilmente le permitirán a Francisco dedicarle demasiada
atención a lo que ocurra en los países de Nuestra América. Es un buen
administrador y tendrá que poner la casa en orden. Es también un muy hábil
político, y sabe que muy pronto deberá convocar a un Concilio que permita
destrabar viejas disputas que están corroyendo a la Iglesia y aislándola cada
vez más del mundo real. Hace exactamente quinientos años Nicolás Maquiavelo
diagnosticaba en El Príncipe que para salvarse la Iglesia
necesitaba una revolución. Tal cosa no ocurrió. Cuatro años más tarde, en 1517,
estallaba la Reforma Protestante de Martín Lutero, y la revolución quedó
congelada. Ahora, la revolución es muchísimo más urgente y necesaria que antes.
Si Francisco fracasa en este empeño la suerte de las dos veces milenaria
institución se verá muy seriamente comprometida. No hay que engañarse con las
cifras manejadas por la prensa en estos días: de esos mil doscientos millones
de católicos en todo el mundo los realmente practicantes son una ínfima
minoría, que además se achica cada día. Pretender socavar los procesos
emancipatorios en curso en América Latina y el Caribe sería una pérdida de
tiempo, el pasaporte para una segura derrota y un esfuerzo que desviaría al
Papado de su desafío fundamental. Tal vez por eso Leonardo Boff confía en que,
pese a sus antecedentes, Francisco se abstendrá de seguir el curso que la
derecha y el imperialismo le instan a seguir y elegirá en cambio el camino de
la reforma. En pocos años la historia ofrecerá su veredicto.
*   Director del PLED, Centro Cultural de la
Cooperación Floreal Gorini

33 Comentarios

  1. Anónimo
  2. Anónimo

    Exacto, no sólo nunca ha conocido los estragos de la pobreza nacional. Tampoco la pobreza real y palpable de los países marxistas y/o populistas latinoamericanos que lo invitan a cada ratro. En esas capitales, a lo sumo, algunos días en un cómodo alojamiento, alguna charla o conferencia y, por supuesto, la foto infaltable con los líderes / dictadores de turno. Pero convivir con la pobreza REAL de esos países, esa que el marxismo y el populismo de izquierda no han extinguido sino que en algunos casos hasta han aumentado, no tiene idea de lo que es.

    Responder
  3. Anónimo

    Y yo le pregunto al reconocido Atilio B. Qué se siente trabajar en la máxima expresión del capitalismo deshumanizador? Y si el papa argentino le dió de comer a los pobres, tú que has hecho Atilio para que tus ideas se lleven a la práctica y no se queden solamente en ideas, donde nunca has sufrido los estragos de la pobreza.

    Responder
  4. Anónimo

    no, gordi, la causa ESMA sigue abierta y el puré tendrá más tarde o más temprano que abrir sus archivos… claro, si lo que se quiere es justicia: ¡¡¡pequeño detalle del cuál no hay el menor gesto!!!
    lo que me hizo reír mucho es que según tu relato "K" desde el cielo habrá sido el que le señaló al papa que macri era la oposición "elegida"… JA JA JA JA… si no sos pro, sos pro-k-dio´s… amén.

    Responder
  5. Anónimo

    Caro Anónimo, me divertís, en serio. Primero te agradezco que me llames "flaco", ya que no lo soy. Segundo, como "no entiendo nada", aprendo de vos. Tercero, no soy en absoluto de PRO, me refería al gesto de Berglglio con Macri por ser éste referente de la oposición y curiosamente elegido por K para ese rol, aunque el verdadero peligro (para mí, que no entiendo nada) está en La Plata, no en Bolívar y Rivadavia. Cuarto, Jalics ya ha aclarado rotundamente desde su exilio optativo en Alemania que hizo las paces con Bergoglio. Quinto, la causa ESMA, Lorenzetti, Pérez Esquivel y varios más han dejado en claro que tu ninguneado papa no tuvo nada que ver con lo que nuestra izquierda vernácula algo vetusta insiste en que sí tuvo que ver. Encima la Hebe no lo ataca, con lo que "el fin del mundo" se aleja cada vez más. Pero mejor seguila vos solo, con el Perro y con González. Para mí la discusión se terminmó acá. Quizá porque "no entiendo nada".

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  6. Anónimo

    !!pero ni sueñes que eso le da ventaja a macri!!

    Responder
  7. Anónimo

    y sí flaco están en campaña ¿o qué creías? pero si creés que se vino el fin del mundo porque *hebe cambió de parecer* no entendiste absolutamente nada -y antes que ella jalics-
    y x cierto acá no hay guerra a "dios" gracias.

    Responder
  8. Anónimo

    Rectifico: esos soldados K no sólo "se van dando cuenta de la magnitud del furcio que cometieron". Más bien piensan en las elecciones de octubre, como la jefa ¿No será tarde ya?

    Responder
  9. Anónimo

    Ja ja ja ja. Ahora hasta la Hebe manda una carta en la que parece descubrir, recién ahora, que Bergoglio visitaba las villas, tomaba mate allí y apoyaba a los curas Villeros. También se acordó que su padre se llamaba Francisco. Qué candor. Y la Carloto, que lo trató muy mal el día de la elección (raro, ella lo trató mal y Hebe prefirió callar y esperar), ahora también recula y empieza con un "bueno, si, pero, ehhh, yo…". Todos, uno a uno, por orden "superior", sin duda alguna, van cambiando rápidamente el discurso, piden disculpas, se van dando cuenta de la magnitud del furcio que habían cometido el 13 de marzo. Algunos tercos todavía quedan, son más irreductibles, como el Perro, ex empleado de la Fundación Ford de EE.UU., y el jefe de la biblioteca nacional. ¿O quizá ya recularon y no me enteré? Es igual. Ya perdieron como en la guerra.

    Responder
  10. Anónimo

    Anónimo de las 22:39
    la ilusión está llena de "lecturas de la realidad" o sea de "interpretaciones" SOBRETODO DE GESTOS
    dejate de embromar

    Responder
  11. Anónimo

    Anónimo de las 16:17, disiento con vos: el mensaje a que me refiero lo manda Bergoglio indirectamente, a toda la Argentina, son ese gesto y todos los que vendrán. No son ilusiones, es una lectura de la realidad, quizá algo más perceptiva y menos lineal que la tuya. Hasta la Bonafini le mandó al Papa una carta conciliadora!!! la Bonafini, Anónimo. Pero la terquedad de la izquierda, el querer tapar el sol con las manos, son problemas de la izquierda, no míos.

    Responder
  12. Anónimo

    No te hagas ilusiones anónimo de las 15:37, no te hagas ilusiones… xP
    y no es verdad que lo mandó a llamar para dar nignún mensaje esas son especulaciones tuyas

    Responder
  13. Anónimo

    Lo siento, Emiliano, no sé en qué sentido decís eso ni en qué premisa lo fundamentás, pero sí, tiene sentido que Bergoglio pase a ser ahora Francisco y a operar de otra manera. En lo que los creyentes queremos que siga siendo igual, aparentemente, sigue siendo igual o quizá mejor, aunque ya igual es bastante. Pero políticamente no tiene (y muchas veces no puede) ser igual, actuar igual, opinar igual. Un ejemplo: pretender el tremendo disparate K de que el Papa medie por Malvinas. o que Francisco sólo iba a recibir a la presidenta y dejar colgado a Macri, a quien mandó a buscar expresamente a la Plaza de San Pedro, enviando con eso todo un mensaje al oficialismo y a la oposición en la Argentina. En lo sustancial, en lo humano, en lo religioso, Fransisco puede ser el mismo. En lo político, no. Por eso, también, es que la buena parte de la "izquierda" local, en sus diversas intensidades, con el Perro y con Horacio González a la cabeza, no termina de digerirlo. Peor para ellos.

    Responder
  14. Emiliano

    Coincido con sus reflexiones doctor.
    No tendría sentido que Bergoglio, ahora como Francisco, deje de ser Bergoglio y pase a obrar de otra manera. No paso con Papas anteriores y ahora no tendría porque ser distinto, mas allá del deseo de uno.
    El articulo es muy bueno, completo y esclarecedor. Muchas Gracias por compartirlo.

    Responder
  15. Carolina

    Impecable el artículo
    Gracias

    Responder
  16. Sebastián Crescentino

    Excelente artículo. Creo personalmente que el fenómeno Verbitsky ha cavado demasiado profundo en Argentina. Ya salió Jalics a desmentir estos dichos (http://www.jesuiten.org/aktuelles/details/article/erganzende-erklarung-von-pater-franz-jalics-sj.html), por lo que me parece prudente encausar la crítica a temas más profundos que corresponden tanto a Estado como Iglesia y no a una cuestión discursiva personalista dirigida a particulares -eterno deporte argentino-. El papel de la Iglesia en la dictadura tuvo de todo: personas que perdieron la vida por una causa humanitaria (el Nunca más cede un capítulo entero al accionar de la Iglesia, Angelelli y los padres paolotinos fueron inmortalizados por la cultura popular), personas que con su silencio dieron validez a atrocidades y personas que apoyaron abiertamente al régimen. Como toda fuerza política, no se puede esperar otra cosa de la Iglesia como organización dentro del cuerpo de pensamiento de la sociedad. Quizás la crítica más fuerte que se le puede hacer es la grave dicotomía en la que cae una institución que habla de fe al apoyar a un régimen completamente amoral, pero eso sin encerrar a todos bajo la misma bandera.

    Pienso por una parte que se está monopolizando el tema de los desaparecidos y se lo está transformando en una cuestión discursiva, lo que no lleva más que a banalizar un tema tan fundamental para la cultura argentina como la Dictadura Militar y sus atrocidades. No es posible que haya salido tanta gente a favor y en contra de la elección del papa polarizándose las posiciones como postura de un partido político u otro, y encerrando la discusión en dos conceptualizaciones opuestas que en nada representan a la sociedad: "personas que apoyaron la dictadura y a Bergoglio" y "personas que luchan por la democracia y estuvieron siempre en contra de la dictadura". Es realmente impactante cómo algunos recuerdan los DDHH solo hasta el 83. He visto a pocos levantando las banderas de las desaparecidas por la trata. A los asesinados por la delincuencia causada por un sistema educativo completamente ajeno a las necesidades sociales y un sistema carcelario inútil. Pocos se acuerdan de estos hechos, porque claro, es más fácil conciliar derechos humanos donde todos estamos de acuerdo hoy que buscar una unidad de pensamiento en lo que hoy realmente aqueja a nuestra sociedad -no viví en la dictadura militar pero si puedo encontrar fácilmente fuentes y recordar el sufrimiento de mis familiares relatando el momento en que sin creerlo veían cómo la población salió a festejar el mundial o a aplaudir las palabras del borracho frente la recuperación de Malvinas-.

    Pero con este discurso y fanatismo se está dejando de lado algo fundamental que tendría que servir de autocrítica más que de crítica: el Estado Argentino NO ES LAICO. Nos quejamos de la intervención de las exposiciones de Ramírez, de la posición de la iglesia contra las leyes de igualdad, de los duchos de Bergoglio en tal o cual tema particular pero pregunta: ¿por qué el Estado argentino permite tal aberración? Como Organización de la Sociedad Civil la Iglesia está en pleno derecho de emitir una opinión, pero eso no debería valer más que cualquier otra opinión política de cualquier organización. ¿Por qué damos tanta prensa a los dichos para cerrar una muestra de arte? Más allá de que la consideren ofensiva -la crítica de Ramírez pretendía atacar a los fundamentalismos religiosos: la obra que causó más revuelo fue Jesús en una cruz con forma de misil-, tienen tanta fuerza como cualquier otra OSC para defender la violación de sus derechos particulares, pero es el Estado el que debe llevar el monopolio legítimo de la coacción sobre su sociedad de manera completamente laica. En ese sentido, aplaudo el accionar de Mujica de decidir, como presidente de un país, de no asistir a la ceremonia. Esta es una discusión que se está pasando por encima y sinceramente es un análisis que no he visto a nadie hacer.

    Esperamos tenerte pronto por Mendoza para oir alguna charla nuevamente. Saludos

    Responder
  17. Anónimo

    La gente de Guaria de Hierro, agrupación a la que pertenecía Bergoglio, fue la que le otorgó el honoris causa a Massera, el "tenebroso dueño de la vida y de la muerte en las mazmorras de la Esma"

    Responder
  18. Anónimo

    Coincido con algunas cosas del articulo, tengo dudas muy razonables (cerca de la certeza) acerca de la conducta de Bergoglio con respecto al secuestro y tortura de Yorio y Jalics, dado los escritos de Jalics (no solo su enigmática ultima carta sino tambien escritos anteriores) y el libro de Mignone, ademas de las declaraciones de los parientes de Yorio. Tampoco me agrada la injerencia de la iglesia argentina que el encabezo en los temas de derechos de las minorías, matrimonio igualitario, etc. Tengo una dificultad entendiendo la conexion directa que hace el articulo del conservadurismo de Bergoglio con imperialismo capitalista. para mi, no puede traducirse así, sin mas. En mi opinión, hay que ver que hace con las inversiones del Vaticano. Lo primero, si es verdad que viene a hacer un cambio profundo, es alejarse de la timba financiera practicada hasta el momento. Veamos si tiene el coraje, veamos…

    Responder
  19. Anónimo

    como todo cristinista que anda por ahi,solo tira mierda sin fundamentos,ella le nego 14 entrevistas,hablan de esto para obviar otras cosas como la inflacion,la inseguridad,el boudou con ciccone,shoklender y hebe que no sabia nada del dinero adonde iba a parar

    Responder
  20. Anónimo

    ¿quién es MARADANA? ahhhhh, debe ser algún gurú a la moda o el sobrenombre de rabí shankar amén, eh quise decir pranam

    Responder
  21. Anónimo

    BORON BORON BORON BORON LA TENES ADENTRO QUE PAPELON JAJA. que mal redactas boron y muy de resentido tu comentario, como dijo maradana, la tenes adentro

    Responder
  22. M.L.

    Excelente, desde mi punto de vista. Que Cristina haya ido a la asunción del Papa es discutible, pero también son las reglas del juego… Igual, hay que separar claramente Estado de Iglesia. Y que el Estado haya podido avanzar en las leyes de matrimonio igualitario, etc, hace a esa separación… Debería dejar de aportarle fondos al clero… Y de este Papa, hay tanto para decir; si él conocía lo que pasaba y no lo denunció, encima lo apoyó y mandó al frente a otros sacerdotes, no hay que pensar que algo va a cambiar en la Iglesia…

    Responder
  23. juan

    Adhiero a todo lo que dice la nota. Para empezar, es bueno que no todos los intelectuales progresistas se hayan sumado al coro electoralista que llevó a que el kirchnerismo diera vuelta sus posiciones iniciales y ahora se hayan vuelto fans de Bergoglio. No creo que haya errores escuchados "por ahí", como leí en un comentario; al contrario, creo que existen pruebas fehacientes respecto del accionar repudiable de este personaje durante la última dictadura militar.

    Por otro lado, como planteó otra persona, el hecho de que sea un sacerdote católica no significa que no pueda estar a favor de todas las causas progresistas que son cada vez más hegemónicas en nuestro siglo XXI. Hay muchos católicos progresistas en nuestro país (el ex sacerdote Rubén Dri, Eduardo de la Serna y todo el grupo de sacerdotes de la Opción por los Pobres). No tenemos que naturalizar el conservadurismo de ciertos (no todos los) católicos.

    Por último, no considero que esto haya hecho que Argentina pase "de la periferia al centro", como vi en otro comentario. ¿Argentina dejó de ser un país dependiente y subdesarrollado acaso? ¿Recibió alguna cuota de poder mayor en el G-20? Para nada: Bergoglio va a dirigir una estructura de poder autónoma que va a enfrentar cualquier atisbo progresista (de esos que de verdad podrían sacarnos de la periferia) en nuestro maltratado continente. O sea, lo mismo que hizo Juan Pablo II con "su" Polonia.

    Saludos.

    Responder
  24. Magnum1785

    Como siempre son los anónimos que comentan cagadas, es verdad es cura por ende no podemos pedir mas, pero fuera de eso el articulo es genial.

    Responder
  25. Anónimo

    Tiene razón en muchas cuestiones pero hay datos inexactos y hacer caer la nota, me extraña que Borón repita lo que escuchó "por ahí" y lo repita en una nota de estas características.

    Responder
  26. Pedro von Eyken

    Como cristiano me pongo al lado del gesto de la Sra. Presidenta de la Nación al ir a saludar al primer Papa argentino y latinoamericano. Más allá de esa condición local, Francisco es el nuevo jefe de la Iglesia Universal, con 1.200 millones de fieles, que se acaba de ubicar, por la libre voluntad de más de 2/3de los Cardenales de los cinco continentes, llevando a la Argentina "de la periferia al centro". Desde mi modesta condición de servidor público no puedo ni quiero, frente a la Jefa de la Administración, "ser más papista del Papa", es decir, si la Jefa del Estado da el ejemplo que acaba de dar, con la carga de significación que el mismo tiene, frente al pasado, el presente y el futuro –y que algunos parecen no darse cuenta aún–, no soy nadie para desandar el claro camino que la máxima autoridad de mi país ha iniciado con este paso.

    Responder
  27. Anónimo

    Este artículo es como un cuento de terror para niños. Poco profesional inmaduro y tendencista. Bergoglio era Cardenal, y estaba a favor del control, en contra del matrimonio igualitario, las minorías y el aborto (todas cuestiones que por fortuna cada vez son más aceptadas), pero él era religioso en el catolicismo, tan religioso que ahora es papá. Es absolutamente imposible que fuera esperado de él, otra cosa. Es increíblemente extraño cómo hay tanto intelectual que no puede comprender eso. No hablamos de un senador que llego a la cabeza de la ONU hablamos de un cura que llegó a ser papa.

    Responder
  28. Anahí

    Perdón, quise decir Bergoglio, se me borró y quedó horribe. xP

    Responder
  29. Anahí

    Y después de la reforma de Lutero se fundó la orden de los jesuitas por bula Regimini militantis ecclesiae, y de la que Bergo es miembro.
    No quiere decir mucho, pero es un dato.
    Slds.

    Responder
  30. Vanina Cánepa

    Muy lúcido el aporte, como siempre. Saludos desde Radio Universidad de Rosario.

    Responder
  31. Anónimo

    El articulo aporta datos importantes pero se ve la cola roja.moleban

    Responder
    • Anónimo

      jajajaj

      Responder

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Sobre el Autor de este Blog

Atilio Alberto Borón (Buenos Aires, 1 de julio de 1943) es un politólogo y sociólogo argentino, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. Actualmente es Director del Centro de Complementación Curricular de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Es asimismo Profesor Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del IEALC, el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe.

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