La tragedia siria
marzo 17, 2012
A continuación sometemos a la consideración de todas y todos un incisivo artículo de Santiago Alba Rico, filósofo y ensayista español, y uno de los mejores analistas del mundo árabe. Radicado en el Norte de África desde hace casi dos décadas Alba Rico tiene una mirada que se aparta de las visiones convencionales sobre las revoluciones árabes y que desafía los consensos facilistas que para nada ayudan a comprender lo que realmente está ocurriendo en esa parte del mundo y la actitud que la izquierda mundial debería adoptar ante aquellos acontecimientos. Será, como casi todos los textos de este autor, motivo de encendidos debates. Pero precisamente ese es el objetivo de nuestro blog: propiciar el diálogo, la controversia, la polémica en tiempos de profunda incertidumbre como los actuales. Tuve la satisfacción de compartir con Alba Rico y otros compañeros y compañeras de diversos países ese extraordinario diálogo que Fidel sostuvo con los intelectuales que participaron en la Feria del Libro de La Habana el 10 de Febrero del corriente año, y que hace apenas unos días diera a luz el libro titulado Nuestro deber es luchar. Compartimos con ustedes su nota sin que ello necesariamente signifique un total acuerdo con las tesis que Alba Rico propone sino el reconocimiento de la importancia de su polémica contribución.

Un año del inicio de la revuelta en Siria: Todo es posible, salvo la revolución
Santiago Alba Rico

Seis actores intentan hacer prevalecer sus intereses en Siria, donde amigos y enemigos, izquierda y derecha, rechazan una intervención mientras desean el fracaso de la revolución de un pueblo «irresponsable» que pide democracia y justicia social y que podría hacer saltar por los aires el orden regional.
Cuando se cumple un año desde las primeras protestas en Deraa, puede decirse, con el escritor libanés Jalil Issa, que «todo el planeta está contra la revolución siria». Para comprender la situación, basta quizás con describir a los actores en orden de aparición en escena:
 
1. Una dictadura feroz transmitida por vía sanguínea que durante 42 años ha reprimido, encarcelado y torturado a su pueblo y que en la última década, además, lo ha empobrecido mediante políticas liberalizadoras que han puesto el 50% del PIB en manos del 5% de la población. Su alianza con Irán y Hizbulah y su beligerante retórica antiisraelí no deben hacer olvidar la ausencia de tensiones en la frontera con Israel ni la renuncia siria a reclamar los Altos del Golán; tampoco las declaraciones de Rami Majluf, el primo millonario de Al-Assad, el pasado mes de mayo a «The New York Times»: «no habrá estabilidad en Israel si no se logra la estabilidad en Siria». Durante meses, las manifestaciones han exhibido pancartas recordando el entreguismo del régimen: «Dispara contra Israel, no contra tu pueblo». (clic abajo para continuar) 

2. Un pueblo -o una buena parte de él- que pidió primero justicia, luego reformas, luego la caída del régimen y ha recibido siempre disparos, torturas y prisión como respuesta. Auto-organizado en las llamadas Coordinadoras Locales (tansiqat), durante meses reivindicó el carácter pacífico de las protestas, la unidad de la nación por encima de los sectarismos y el rechazo de toda intervención extranjera. Hoy miles de sirios siguen saliendo a la calle desarmados a protestar, pero la brutalidad del régimen y la respuesta militar del Ejército Libre de Siria (ELS) han cambiado la situación. Mientras la división sectaria extiende su sombra sobre el país, muchas de estas coordinadoras ciudadanas piden abiertamente una intervención exterior.
 
3. Una oposición dividida y que cada día se divide más, dominada por el Consejo Nacional Sirio, ya roto en pedazos y que solo Libia ha reconocido como «legítimo representante del pueblo sirio». Controlado desde el exilio por los Hermanos Musulmanes, la apuesta cada vez más impudorosa del CNS por la intervención militar destruye toda posibilidad de entendimiento con la Coordinadora Nacional en Defensa de la Democracia, el otro gran grupo opositor, liderado por Haythem Manaa y del que forman parte organizaciones y partidos marxistas y de izquierdas. Esta división hace que las tansiqat del interior confíen cada vez más en el ELS y menos en las organizaciones políticas.
 
4. Una serie de potencias globales y subpotencias regionales, siempre presentes en la zona, a las que la revolución siria ha obligado a modificar sus procedimientos de intervención. Están Qatar y Arabia Saudí, al mismo tiempo reñidos entre sí, que quieren a toda costa la intervención militar y tratan de imponerla a través del reaccionario Consejo de Cooperación del Golfo y de la inútil Liga Árabe.
 
Están EEUU y la UE, que no quieren la intervención y se resisten incluso a armar de manera pública a los rebeldes, pero que minan desde dentro el régimen -con la más que probable presencia de consejeros militares e instructores de la OTAN- mientras apuestan ya claramente por una «solución política», aliviados de la respuesta rusa y china en la ONU (que les ha permitido no hacer lo que no querían hacer y además desprestigiar a dos potencias rivales).
 
Está Turquía, que abandonó en abril su firme alianza con el Gobierno sirio para pasar a apoyar un «cambio de régimen» que se ajuste, en el marco de la llamada Primavera Árabe, a su nueva política exterior neootomana.
 
Está Israel, aterrorizado frente a la inestabilidad creciente y que satisface su deseo frustrado de atacar Irán bombardeando Gaza, forma contundente, pero menor, de recordar su existencia.
 
Pero están también China y Rusia, quienes sostienen al régimen de Al-Assad en defensa, no de la paz y la soberanía nacional, sino de sus propios intereses. Rusia arma al poderoso Ejército sirio y protege su única base naval del mediterráneo en Tartus, lo que le lleva a ser tan selectivo e hipócrita en su discurso como lo son EEUU y la UE: «Siria y Yemen son completamente distintos y los intereses de Rusia en Yemen también», justificó un diplomático ruso las decisiones casi contemporáneas de apoyar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Yemen y de vetar, en cambio, la relativa a Siria.
 
Y están finalmente Hizbulah e Irán, que no se limitan a prolongar la propaganda del régimen sobre la «conspiración exterior»; más allá del incuestionable asesoramiento directo, es también probable -como denuncia la web de la resistencia iraquí o el líder opositor sunní Ahmed Alwani- que Irán esté mandando a Siria milicias del aliado Ejército del Mehdi para apoyar militarmente la represión.
 
5. El ELS, constituido el pasado mes de noviembre a partir de desertores del Ejército sirio y todavía mal armado, pero cuya existencia misma marca un punto de no retorno en la evolución del conflicto. Nadie puede poner en duda el derecho a la autodefensa armada del pueblo sirio, pero la militarización de la revolución, como recuerda bien el opositor Michel Kilo, da razón a la propaganda de la dictadura, justifica el aumento de la represión y, sobre todo, desciviliza las protestas, que se convierten en el instrumento y no en el centro de la revolución. Junto al ELS, otros grupos armados, islamistas o seudoislamistas, estarían también operativos sobre el terreno, alimentando los resentimientos sectarios (suníes contra alauíes) y tiñendo los enfrentamientos de la ferocidad criminal propia de las luchas fratricidas.
 
6. Desde el principio y desde hace ya un año, unos medios de comunicación occidentales que han manipulado y tuneado la verdad (la dictadura y las protestas populares) para justificar o inducir una intervención militar; y unos medios de comunicación internos -la agencia SANA o la televisión Dunia- cuya propaganda infame ha sido clonada acríticamente por muchos de los medios llamados alternativos. Entre unos y otros, la sensatez ha encontrado un hueco muy pequeño, más bien en periódicos árabes (como «Al-Ajbar» o «Al-Quds»), donde el reconocimiento de la legitimidad de las luchas populares no ha impedido un verdadero debate sobre el papel de la oposición, los peligros de la militarización y la amenaza de la intervención imperialista.
 
Cuando se cumple un año del comienzo de la revolución siria, podemos decir que la revuelta original ha sido completamente rebasada por los demonios geoestratégicos que ha desencadenado. Como demuestran tanto las últimas declaraciones de Juppé o de Clinton como la posición de Rusia y China, o la misión de Kofi Annan y la reunión en Túnez de los llamados Amigos de Siria, si algunos buscan una voladura controlada del régimen nadie quiere una intervención y mucho menos que triunfe una revolución.

 
Todos están de acuerdo en que lo más conveniente es presionar a las partes para que negocien una transición consensuada que neutralice al mismo tiempo las amenazas del islamismo radical y las amenazas de la democracia verdadera. Todos están de acuerdo en que es mejor que mueran cinco, diez, quince mil personas antes que abrir la caja de los truenos. O como explica con amargura Yasin Al-Hajj Saleh, escritor marxista encarcelado durante años en las prisiones del régimen, la dictadura construyó durante cuatro décadas una especie de «sociedad-bomba» que no se puede «revolucionar» en favor de la libertad y la justicia sin hacer saltar por los aires todo el orden regional y quizás mundial. Entre tanto, esta lógica del país-bomba, aceptada por todos, de derechas y de izquierdas, ha llevado a Bashar Al-Assad a creer, quizás sinceramente, que matando, torturando y encarcelando a miles de personas está defendiendo la paz; y que cuantas más personas mate, torture o encarcele más y mejor está sirviendo a la causa de la humanidad. A eso se dedica con toda abnegación y disciplina.
 
Por el momento, un año después, la obstinación criminal del régimen y la intervención sorda de las potencias más reaccionarias del Golfo (tanto suníes como chiíes) está a punto de convertir a Siria en la tumba, al menos provisional, de la Primavera Árabe, en la fosa común del nuevo espíritu panárabe que ella había despertado y en el pudridero de la alianza panislámica surgida en la última década en torno a la resistencia palestina. ¿También quizás en la fuerza centrípeta de la descomposición regional y en el núcleo atómico de una nueva guerra mundial?
 
Si «Siria es un mundo reducido que lleva en sí todas las contradicciones del mundo en su conjunto», puede que haya que aceptar que las cosas no pueden ni deben ocurrir de otro modo; que hay pueblos, en efecto, a los que no se puede permitir que pidan democracia y justicia social; y que la paz mundial depende de un complicado juego de tetris en el que hay que estar todo el rato encajando diferentes dictaduras y diferentes intereses multipolares, procurando que los pueblos irresponsables no desbaraten los ajustes. Puede que esto sea así. Puede que la derrota de la revolución siria sea la mejor noticia que puede recibir el mundo en estos momentos.
 
Pero esta barbaridad de hecho -si aceptamos su facticidad- debería al menos obligarnos a reflexionar y a plantearnos una cuestión al mismo tiempo de programa y de principios. Si vivimos en un mundo tan endiabladamente frágil, tan atrozmente configurado, tan irracionalmente concebido que no admite compatibilidad alguna entre las demandas de los pueblos y la paz mundial; en un mundo tan impermeable a la política que en él la defensa de la razón común, la ética común y la justicia común solo pueden conducir a la catástrofe o incluso al apocalipsis; en un mundo hasta tal punto contradictorio en su raíz con la civilización misma que el único mínimo acuerdo que se puede alcanzar para garantizar la supervivencia del planeta es el de sostener una dictadura y sacrificar al pueblo que la combate; si vivimos, en fin, en un mundo así, tan tajantemente de derechas, tan del gusto de EEUU y sus aliados, en el que hay lugares donde no se puede y, aún más, no se debe defender ningún principio, ¿qué querrá decir ser de izquierdas? ¿Cuál es el programa de la izquierda para un mundo sin principios?
 
Si no hay ninguna manera, aquí y ahora, de defender la democracia y la justicia social en Siria, si lo mejor que podemos hacer (todos de acuerdo: Qatar, Arabia Saudí, Turquía, EEUU, la UE, Israel, China, Rusia, Irán, pero también Venezuela y Cuba) es abortar su revolución, ¿qué puede proponer la izquierda a los sirios? ¿La «estabilidad» anterior al 15 de marzo de 2011?
 
Puede que estemos ayudando a salvar el planeta. Puede. Ahora queda saber qué pinta la izquierda en un planeta así. Y queda explicárselo a los sirios que se están jugando la vida irresponsablemente, sin comprender los problemas que están generando con su coraje.
 ___________
Fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20120317/329165/es/Todo-es-posible–salvo-revolucion
Fecha de publicación del artículo original: 17/03/2012
URL de esta página en Tlaxcala: http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=7013

21 Comentarios

  1. Anónimo
  2. Anónimo

    Plenamente de acuerdo con Hernán Pardo Silva. Santiago Alba Rico se vive quejando de que los intereses de China y Rusia "mantienen" a esos gobiernos pero lo que no nos dice es que le gustaría en el alma que fueran gobernados por los intereses imperialistas de EEUU y la UE. Santiago Alba Rico ve solo "dictaduras" en el Magreb y Medio Oriente pero en el alma desea "dictaduras" de la "Democracia", vamos con muy buenas relaciones con EEUU y la UE las mejores "DEMOCRACIAS" de mundo ¿no? Drogas, sexo y rock and roll ¿no? Viva el libre mercado y el consumismo ¿no?

    Gracias Atilio por poner ese texto de Santiago Alba Rico. Aunque se quiera desmarcar del presente texto lo hace igual cómplice de toda la tragedia que está viviendo hoy en día los pueblos arabes.

    Mientras Santiago Alba Rico y usted mismo Atilio Borón no rectifiquen sus posturas testarudas, mis palabras hacia ustedes no va a ser halagadoras. Sepan que sus testarudas posiciones me violentan y me faltan el respeto. Se supone que somos de IZQUIERDA, y tenemos a nuestro enemigo CARDINAL. Nuestros enemigos cardinales nunca ha sido Túnez, Egipto, Libia, Siria o Irán que nosotros sepamos. ¿Por qué tienen el interés de que nuestra izquierda se distraiga y se confunda con su verdadero NORTE?

    Níkolas Stolpkin

    http://stolpkin.net/

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  3. atilio

    Coincido con lo que dice Abdul Karim Paz acerca de los ataques al régimen sirio y la necesidad de promover profundas reformas a la vez que oponerse resueltamente a cualquier tentativa de "intervención" como la perpetrada contra Libia. Para evitar que tal cosa pueda ocurrir lo que debe hacer Damasco es avanzar en esas transformaciones pendientes desde hace rato. Y nosotros denunciar las maniobras de los imperialistas, sus planes y la forma como ocultan a diario los crímenes que comenten Isreael y sus "estados clientes" en la región. Por eso también publiqué hoy una nota que ofrece otra visión sobre la crisis siria. Abrazos, Atilio

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  4. Abdul Karim Paz

    Estoy de acuerdo con Hernán Pardo Silva. Los intereses del pueblo sirio deben ser tenidos en cuenta dentro del marco de la independencia de su territorio y la no injerencia de los poderes imperialistas y el sionismo que fogonean el enfrentamiento buscando debilitar al frente de resisitencia anti imperialista que encabeza Irán en la región.
    Las reformas promovidas o las que se quieran promover deben profundizar la independencia de Siria y el bienestar de su pueblo y en ese camino, su alianza con las fuerzas populares de la región se incrementará aún más, algo que no quieren los norteamericanos, los sionistas y las monarquías de la región. De ahí que los monopolios mediáticos en Argentina y en Occidente, incluyendo a Al Yazira, no cesan de promover la demonización del gobierno sirio mientras que guardan absoluto silencio respecto a la represión del pueblo en Bahrein, Yemen y Palestina.
    Al Qaida también participa a manos libres en Siria, a la vez que continúa cometiendo atentados brutales contra la población iraquí, algo que comenzara con la invasión de Estados Unidos a Irak y que no tenía antecedentes durante la dictadura de Saddam.
    No se puede pedir a Irán que permanezca pasivo viendo cómo se intenta derrocar al Bashar al Assad para poner en su lugar a un régimen pro imperialista como en Liba que sirva como plataforma de lanzamiento de ataques contra la resistencia libanesa, palestina, iraquí e iraní. En este sentido, Irán, al igual que el Hizbullah ha promovido reformas hacia adentro del sistema político sirio y el diálogo entre algunas fuerzas de la oposición y el gobierno de Damasco.
    Abdul Karim Paz

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  5. atilio

    Hola Hernán, Matías, Ana, Anónimo: gracias por los comentarios. Sólo reitero que: (a) publicar una nota de una tercera persona no significa que esté totalmente de acuerdo con lo que dice; (b) Alba Rico es un hombre de una extraordinaria y coherente trayectoria de izquierda y no puede ser maltratado como se lo hace; (c) el debate supone intercambio de ideas. Refuten las de Alba Rico y yo las publico en mi blog; (d) voy a publicar algo que se contraponga a Alba Rico, pero no los insultos. De ese modo no vamos a ningún lado. Y para Ana, ¿ves como puedes decir lo que quieras? ¿Por qué prejuzgaste que te censuraría? ¡Jamás lo hago!

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  6. Anónimo

    ¿Diálogo? ¿Negociación? ¿Paciencia? ¿Prudencia? ¿Cómo pueden exigirle eso a un pueblo que estuvo meses peleando de forma no violenta e igual los llenaron de plomo? ¿Por qué los pueblos de Siria y Libia tienen que bancarse los tiros? Ya fue la hora de hablar de lucha no violenta, ninguno de los que ahora dicen que la lucha violenta está mal salió a apoyar la lucha pacífica que duró varios meses a lo largo de 2011, todo porque supuestamente Assad (y Gadafi) era un revolucionario y qué se yo. Si esa izquierda se hubiera tenido anteojeras para decir contra qué dictadores se puede pelear y contra cuáles no, quizás la revolución siria hubiera triunfado en vez de haber alcanzado el punto muerto en el que se encuentra ahora. Y no nos olvidemos quiénes fueron los que empezaron a derramar sangre. Saludos.

    Responder
  7. Anónimo

    ¿Diálogo? ¿Negociación? ¿Paciencia? ¿Prudencia? ¿Cómo pueden exigirle eso a un pueblo que estuvo meses peleando de forma no violenta e igual los llenaron de plomo? ¿Por qué los pueblos de Siria y Libia tienen que bancarse los tiros? Ya fue la hora de hablar de lucha no violenta, ninguno de los que ahora dicen que la lucha violenta está mal salió a apoyar la lucha pacífica que duró varios meses a lo largo de 2011, todo porque supuestamente Assad (y Gadafi) era un revolucionario y qué se yo. Si esa izquierda se hubiera tenido anteojeras para decir contra qué dictadores se puede pelear y contra cuáles no, quizás la revolución siria hubiera triunfado en vez de haber alcanzado el punto muerto en el que se encuentra ahora. Y no nos olvidemos quiénes fueron los que empezaron a derramar sangre. Saludos.

    Responder
  8. Anónimo

    …Sr borón; lo admiro por su lucha a favor de los pueblos latinoamericanos, pero ese artículo del fascista progre Alba rico, sinceramente me produce ganas de vomitar.
    Aquel miserable, agente a sueldo de la OTAN manifestó que los criminales de al Qaeda dependientes de las monarquías del golfo, de Francia y Gran Bretaña, eran "revolucionarios"…sin decir una sola palabra acerca de los asesinatos y torturas a los que fueron sometidos los libios negros, los inmigrantes norafricanos, y las milicias pro gadaffi que combatían defendiendo su país.
    Ahora, vuelve a abrir su bocota manifestado que "todo el mundo está contra la revolución siria"; y es positivo, que si no todo el mundo, por lo menos, los países anti-imperialistas como Venezuela, Nicaragua y Ecuador, se manifiestan contrarios a la intervención de la OTAN, tan solicitada por miserables como alba Rico.
    Ojalá algún día, este filosofastro atlantista sea juzgado por apoyar crímenes contra la población civil de Libia, hoy de Siria, y mañana pedirá una intervención igual en Irán.

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  9. Ana

    Veo que aquí se permite la crítica a Santiago Alba Rico siempre que sea en cuestiones mínimas y en poca cantidad.
    Sr. Atilio Borón, debería usted ser más democrático a la hora de admitir comentarios, ya que su selección hace que no se produzcan los "debates" que menciona usted en la introducción.
    Es una decepción comprobar una vez más que "el pensamiento único" gana adeptos.
    Para terminar, le deseo lo mejor, sabiendo que ni este ni mi primer comentario verán la luz.

    Salud

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  10. Matias

    Concuerdo con Hernan Pablo Silva y seria interesante incorporar las reflexiones de Thierry Meyssan
    http://www.voltairenet.org/Los-periodistas-combatientes-de
    ¿Porque quisieran derrocar a "autocratas", la OTAN y Al Qaeda, si estos "no son nacionalistas"?
    ¿Porque no se denuncia al neo-otanismo de Erdogan, al intervencionismo Saudita, a las armas que introduce Israel, a sevicios secretos britanicos y franceses? Golpear a Siria es golpear la retaguiardia de Hizbulla y un pais arabista y soberano.

    Responder
  11. Hernán Pardo Silva

    2 aspectos que no contempla Santiago Alba Rico: El intento del imperio EUA-UE por lograr gobiernos clientes en Siria e Irán para poder contener a China y a Rusia. Las negociaciones entre la oposición interna no violenta y el gobierno que llevaron a la reforma constitucional con multipartidismo, y el llamado a elecciones legislativas.

    ¿Por qué Alba Rico considera que estos aspectos no merecen mención? ¿Por qué las ofertas de negociación de Gadafi tampoco fueron valoradas? ¿Están condenados los árabes a revoluciones violentas para lograr cambios cuando en el resto del mundo esta opción se descarta porque el poder alcanzado por las armas pone en grave riesgo de extinción a la especie humana?

    Si no encasillara a Assad de dictador sanguinario que no ha hecho nada por su Pueblo, tal como lo hizo con Gadafi, sus análisis en información que valoramos no lo llevarían a la angustia existencial que expresa. La forma no violenta de cambiar los gobiernos que no nos gustan es el diálogo, la negociación y la acción de masas pero esto requiere paciencia y prudencia.

    La calificación de China y Rusia no reconoce que practican la teoría de la coexistencia pacífica de Zhou Enlai ni que buscan acabar con la pretensión hegemónica de EUA para crear un mundo multi-polar que pueda sobrevivir.

    Cosas simples pero que guían nuestra acción.

    Responder

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Sobre el Autor de este Blog

Atilio Alberto Borón (Buenos Aires, 1 de julio de 1943) es un politólogo y sociólogo argentino, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. Actualmente es Director del Centro de Complementación Curricular de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Es asimismo Profesor Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del IEALC, el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe.

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